Capítulo 12 Encubriendo a Gohan

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—Por supuesto que sí, papá —ahora los dos se están quitando la ropa—. ¿Señor Piccolo también quiere bañarse?

—Oye, Milk, ¿ya está listo el baño? Vamos.

—¡¿Hasta cuándo van a comportarse?! —Pregunta mamá—. ¡A ver si ya dejan de estar jugando! ¡No permites que Gohan siga con sus estudios! ¡Todos los días se van a practicar con el villano de Piccolo! ¡Cuando Chi y yo fuimos a comprar comestibles un jabalí venia persiguiéndonos y por poco nos caemos al abismo! ¡Pero claro, tu siempre haces lo que te conviene! ¡Haber si observa un poco el matrimonio de la otra montaña y aprendes buenas costumbres! ¡Lo único que te pido es que me lleves de compras!

—Pero es que nosotros no tenemos esa clase de automóvil, yo ni siquiera tengo permiso para conducir.

—¡Entonces ve a sacarlo! ¡Eres el único hombre adulto que conozco que no tiene permiso para conducir o algo por el estilo!

—Piccolo tampoco lo tiene, ¿verdad?

—¡No y no necesito una cosa de esas! —le contesta avergonzado.

—¡Mañana a primera hora irán los dos a inscribirse a la escuela para que aprendan a conducir! —grita mamá—. Es una buena oportunidad para que aprendan los conocimientos de una buena sociedad.

—¿Qué? Hay —frustrado se queja.

—Oye, Milk, este no es el momento para eso —se excusa papá.

—No quiero escuchar excusas —interrumpe—. A partir de mañana descansaran de su entrenamiento e irán a la escuela para aprender a conducir —papá y el señor Piccolo tienen la boca abierta de la impresión—. Ya que si no lo hacen, ¡los dos se quedaran sin comer! ¿les quedo claro?

Asienten con los ojos abiertos como platos.

...

Después de que papá y el señor Piccolo se fueran a la escuela a conseguir su permiso para conducir, mamá nos mandó a Gohan y a mí a estudiar cada uno por separado en nuestras habitaciones.

—Chi —me llama mamá abriendo la puerta—. Que buena niña eres, Chi, has estado estudiando mucho, ¿verdad, hija? —Entra a la habitación—. Por culpa de Goku y Piccolo Gohan y tú se han atrasado en sus estudios, aprovecha el tiempo para ponerte al corriente antes de que lleguen esos estorbos —me deja un vaso de jugo de naranja en el escritorio.

—Gracias, mamá —le agradezco tomando el jugo, ella asiente y sale de la habitación.

Continúo estudiando pero a los cinco minutos unos golpes en la ventana me interrumpen.

—Hola, Chi —me saluda Gohan.

—Hola, Gohan —lo saludo—. ¿N o se supone que debes estar estudiando en tu habitación? —su rostro cambia de uno alegre y emocionado a uno triste y culpable.

—Lo sé —contesta con un tono de voz apagado por la culpa—, pero me aburrí y se me ocurrió que podíamos volar a la escuela donde están papá y el señor Piccolo

—No podemos hacer eso, mamá se enojara.

—No se dará cuenta.

—Haz lo que quieras pero yo no voy.

—¿Prometes que no le dirás?

—Lo prometo.

—Está bien, tú te lo pierdes, hasta pronto.

—Hasta pronto.

¿Desde cuándo Gohan es tan rebelde?

No lo sé, a veces él es el rebelde, otras veces me toca a mí serlo.

Chi, la saiyajin. Cell y los androidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora