The first Broken heart

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Dicen que cuando las cosas malas pasan, nunca hay un culpable, que todo es una serie de eventos que se desencadenan por sí solos.

Bueno, este no es el caso, el culpable de mi desgracia tiene nombre, apellido y hoyuelos.

Harry Styles llegó a mi casa gritando histéricamente cosas que en un principio no entendía. Habíamos quedado, junto con Niall, reunirnos en mi casa para hacer tareas escolares y luego jugar video juegos. Sin embargo, Harry llegaba con varios minutos de retraso y casi frenético.

—Li, ¿qué crees que le pase? —Niall me preguntó, mientras veíamos a Harry caminar de un extremo al otro de mi habitación.

—No lo sé, ¿crees que se le acabó su esmalte de uñas favorito?

—Eso explicaría la histeria, sí.

Harry detuvo su andar para lanzarnos un par de cojines del pequeño sofá a los pies de mi cama.

—¡Cállense, tarados!

Niall explotó en una fuerte carcajada, la cual solo se podría definir como irlandesa, antes de rodar fuera de la cama y caer sobre la alfombra. Riendo, me puse de pie y caminé hacia donde estaba Harry para traerlo conmigo y sentarlo sobre mi cama.

—Okay, ahora respira y dinos qué es lo que pasa.

—Sí amigo, —dijo Niall subiendo de nuevo a la cama y tumbandose sobre su estómago detrás de Harry —¿Qué pasó ahora?

Y así es como Harry empezó a contarnos sobre su hermana Gemma y su primer corazón roto.

Al parecer Gemma, que tenía 19 años, había estado saliendo con un tonto chico en la Universidad y este la había dejado por otra. Según Harry, su hermana estaba destrozada y con quince años, él no sabía lo que pasaba, hasta que su mamá le explicó mientras acariciaba el cabello de Gemma, que él también tendría su primer corazón roto en algún momento y básicamente eso explica el porqué de la histeria de Harry. Y como Niall y yo somos idiotas, enloquecimos también.

Los tres teníamos quince años y aún asistíamos a la escuela, nunca nos habíamos enamorado y eramos unos completos nerds. Es decir, nuestras calificaciones rozaban el limite de la perfección y de verdad nos gustaba estudiar. Yo particularmente había decidido enfocarme en la escuela y sólo la escuela, necesitaba calificaciones perfectas si quería ingresar a la Universidad de Cambridge para estudiar Medicina como mi padre. Tenía todo planeado y definitivamente eso del amor estaba fuera de mis planes. O eso creía.

No sabría decir por qué o qué pasó para que mi cerebro creyera que era buena idea, pero luego de pensar mucho decidimos que debíamos acelerar el proceso y obligarnos a tener nuestro primer corazón roto lo más pronto posible. Y con eso me refería al día siguiente.

Según nosotros, no necesitábamos una relación, con ser rechazados por alguien que nos gustaba era suficiente e íbamos a hacerlo.

Juro por Dios que no se qué demonios me poseyó en el momento en el que acepté tal barbaridad, pero a la mañana siguiente estaba ingresando a la escuela y observaba con minuciosidad a todas las personas a mi alrededor con la intención de escoger a la víctima perfecta de mi malvado plan.

—¿Ya sabes a quién le pedirán salir? —Niall preguntó, mientras esperaba a la profesora de Historia.

—Uhm no, ¿tú?

Niall negó con la cabeza a la vez que sus dedos tamborileaban al compás de la música en sus audífonos, sobre el pupitre. El rubio era el unico hétero en nuestro simpático grupo de tres. Yo descubrí mi gusto por los chicos cuando tuve doce y me gustó ver sin camisa a mi primo de quince. Y Harry, bueno no sé cuando lo descubrió, pero el brillante esmalte rosa en sus uñas daba una idea de su orientación, o eso creo.

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