Liam colgó el teléfono, dando por finalizada la llamada con su novia y paso una mano por su cansado rostro. Paddy estaba frente a él, esperando indicaciones y mirandolo como un padre preocupado. Liam odiaba esa mirada.
—¿Necesitas algo más? —el gran hombre preguntó tan tranquilo como siempre.
Liam no respondió. Pasó una mano por su corto cabello antes de morder su labio y mirar al guardaespaldas con ojos suplicantes.
—¿Sabes si él está aquí? —preguntó un par de segundos después.
Paddy suspiró pesadamente y su mirada se convirtió en una de total compasión.
»—Joder, no me mires así —Liam gruñó, sintiendose avergonzado.
—¿Cómo quieres que te mire? —Paddy se encogió de hombros —Sólo estás haciendote daño. Tu fuiste quien lo dejó ir, deberías superarlo y avanzar.
—Buenas noches, Paddy.
El hombre mayor suspiró una vez más y negó con la cabeza. Caminó hacia la puerta y con el picaporte en mano, se volvió hacia Liam para decir: —Él está aquí, en su casa de Bel-Air.
Liam lo observó desaparecer por la puerta, antes de dejarse caer con pesadez sobre la enorme cama de hotel. Había tenido un día largo, entre reuniones con su nuevo managgement y cortas visitas al estudio para supervisar el avance de su album. Todo estaba yendo de maravilla, se suponía que debía sentirse felíz, completo. Pero la realidad era otra.
Lo extrañaba. Extrañaba a Zayn, demasiado. Y el tenerlo a pocos kilómetros de distancia y no poder hacer nada, lo llenaban de frustración.
Paddy tenía razón, él había sido el culpable de que su relación se terminara, pero Liam llevaba arrepintiendose de eso todos los días. No podía creer lo idiota que había sido. Zayn no había pedido mucho, sólo poder ser libres, ser ellos mismos frente a todos. Y él como gran cobarde se lo había negado. Entonces el hermoso moreno se hartó y cuando vió que Liam no haría nada por remediar su situación, se alejó.
Liam no podía dejar de pensar en el daño que le causó, porque no era la primera vez que alguien le negaba a Zayn su libertad. Primero había sido ese estúpido ex novio —Callum—, ese que había sido capaz de abandonar a Zayn cuando salió frente a sus padres y tuvo el descaro de llamarlo cuando supo de su fama. Luego Modest, tratando de cambiar su forma de ser y presentandolo ante cámaras como alguien que definitivamente no era. Y finalmente él, Liam, en quien Zayn confiaba con su vida, había sido igual a todos los otros monstruos que habían hecho infeliz a Zayn, cuando lo primero que prometió fue no hacerlo llorar.
Las noches después de su ruptura se convirtierón en un borrón. Zayn había lanzado su primer single y su album debut y Liam no había estado con él para celebrar. Lo llamó y Zayn había sido tan cálido y agradecido, pero nada más. Ningun te extraño, ningun Te amo, Jaan. Y Liam actuó sin pensar, reencontrandose con Cheryl Cole en alguna reunión, coqueteando y finalmente acostandose con ella. Se convenció de que era lo mejor, tendría una familia y nadie lo juzgaría, iba a estar bien.
Pero no lo estaba.
Zayn no abandonaba su mente en ningun momento. Los recuerdos felices lo atormentaban y las canciones de amor lo hacían sentir enfermo. Las habitaciones de hotel eran un constante recuerdo de todas las noches en las que se hicieron el amor. Y el ver a Zayn siendo tocado por otras personas era su sentencia, aquella que dictaba que el precioso chico de largas pestañas no le pertenecía más.
Y Liam se odiaba porque apesar de todo, apesar de amar y extrañar a Zayn tanto, él aun no estaba listo para salir. Él no creía ser capaz de enfrentar a todas las miradas que iban a juzgarlo cuando finalmente mostrara su verdadero yo.