Steal the Groom

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—Por favor...

Liam rogaba y Zayn tenía que evitar mirar directo a sus ojos de cachorrito bajo la lluvia si quería mantenerse firme. No podía ceder, no con esto.

—No, Liam.

—Zaynieee, —lloriqueó y se levantó de su asiento, rodeó el escritorio y empujó la silla giratoria sentandose en el mismo frente a Zayn —Por favor, por favor, por favor... hazlo por mí.

El niño rogaba y no sabía el daño que le hacía al pedirle tal barbaridad. Liam había sido como el hermanito menor del moreno desde que tenía uso de razón, habían hecho casi todo juntos y siempre habían estado el uno para el otro. Zayn haciendo todo lo que Liam le pidiese y enseñándole lo que era bueno y lo que no. Nunca lo había visto de otra manera, no hasta que cumplí 20 y el 16, en una de las muchas tardes de verano en la piscina de su casa, cuando bajó de su habitación en su ajustado bañador color negro y me sonrió de manera coqueta, no hasta que tuve una jodida erección por verlo mojado y jadeante después de haberle dado dos vueltas a la enorme piscina.

No quise aceptarlo al principio, creí que eran las hormonas y solo necesitaba liberarme, pero luego llegó a casa extremadamente sonriente diciendo que tenía un novio en la escuela. Jamás odié a nadie como odié al tal Andy ese año. Por suerte solo duró un par de meses.

Cuando por fin acepté que Liam me gustaba quise golpearme porque no se suponía que fuese así, yo no tenía que enamorarme de mi jodido mejor amigo/casi hermano. Mucho menos de alguien con quien practicamente me crié, asi que guardé los sentimientos en una cajita en lo más profundo de mi corazón. Hasta que Liam decidió confesar que yo le gustaba y mandó mis planes a la mierda. Llegó una noche empapado de pies a cabeza debido a la lluvia, diciendo que no podía esperar más, que tenía que decirme algo importante y luego de haberlo secado y metido bajo mis sábanas, abrazandolo, buscando darle calor, el niño me besó. No voy a mentir, disfrute tanto ese beso que incluso cuando el aire fue insuficiente y Liam rompió el beso para poder respirar, yo volví a besarlo. Luego enumeré una lista de por qué una relación entre nosotros sería una mala idea y lo convencí de que lo que sentía por mí era algo pasajero. Finalmente me obligué a salir con otras personas, buscando demostrarle a Liam que no había posibilidad de estar juntos y lo logré.

Sin embargo, no ayudaba el hecho de tener a Liam llegando a mi departamento cada vez que algun idiota rompía su corazón, para meterse en mi cama y acurrucarse en mis brazos, respirando en mi cuello y murmurando lo mucho que me quería. Me odié todas las veces que quise gritarle que lo amaba y que odiaba verlo llorar por personas que no valían la pena, me odié por querer que él llorase por mí y no por ellos, por querer que me amara a mí y no a ellos.

Todo eso dolió demasiado, pero nada podía compararse al dolor que sentí hace una semama, cuando Liam irrumpió en mi oficina con una sonrísa radiante y los ojos brillantes, mostrandome el bonito anillo de oro blanco en su anular izquierdo, dejandome saber que Jordan Payton le había pedido matrimonio. Asimilé aquello con una sonrísa, rogando porque se viera sincera; pero ahora estaba pidiendome demasiado, estaba empujando mi control mental hasta el borde y no importaba cuantas ganas tuviera de consentirlo, no importaba cuantas veces agitara sus pestañas en mi dirección y sus preciosos ojos me miraran suplicantes porque no iba a dar mi brazo a torcer.

—No pienso ayudarte con los preparativos de nada, Liam.

—¿Por qué no? —lloriqueó y su regordete labio salió formando un puchero.

Tenía tantas ganas de besarlo, por Allah.

Pero habían tantos porqué que se reducian a uno: porque te amo y no soporto la idea de tú casandote con otro.

Igual no se lo iba a decir, por supuesto. No sabía qué hacer, pero tenía claro que no quería ir por ahí ayudando a Liam a escoger cosas para una boda que no era la nuestra.

One Shots✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora