OCHO

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— Otro vaso más por favor.

— Aquí tienes. Y ya no habrá próximo, no quiero que te emborraches y provoques un accidente.

Ella asintió y suspiró. Realmente quería hablar con alguién, en especial con el chico que siempre le daba un trago, pero sentía que todavía no era el momento.

A él le carcomia la curiosidad de saber porqué esta bella joven viene todas las noches a su bar. La necesidad de querer ayudarla y hacerle sentir bien eran mucho más fuerte de lo que hubiese imaginado. Pero ella se rehusaba hablar.

— ¿Qué piensas de la vida?

— No te vas a suicidar ¿Verdad? Porque si piensas hacerlo, te voy amarrar a esa butaca para que no salgas.

Ella nego con la cabeza y sonrió.

— No, a pesar de todo, no tengo tendencias suicidas.

— Menos mal.

— Supongo que eso es bueno.

— En realidad, es genial. Y respecto a que pienso de la vida, solo voy a decirte que todo tiene solución, excepto la muerte.

Hola Bartender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora