DIECINUEVE.

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- El bar esta casi vacío.

- Si, antes de que llegarás los guardias me ayudaron a sacar a un par de tarados que quisieron pelearse.

- Me alegro de haber llegado después.

- De igual forma, yo no dejaría que nada te pasará.

Ella asintió y él acomodo algunas botellas para luego preparar algunos tragos.

- Bonita, te llaman por teléfono.

- Sí, lo sé. Solo que no quiero contestar. ¿Crees que hice bien en desearle toda la dicha del mundo al hombre que rompió mi corazón?

- Creo que no eres mujer por hacer eso. Cualquiera le hubiese revoleado una maseta por la cabeza o lo hubiese mandado a la mierda. Claro, con una extremidad menos.

- Sí, me han dicho eso. Pero pienso que está mal desear el mál a los demás, no importa el daño que ellos causaron.

- Y yo pienso que no eres La Madre Teresa de Calcuta para andar deseando felicidad a todo el mundo. Solo eres una mujer hermosa que se enamoró de un perfecto patán y no tiene nada de malo que le deseés lo mísmo. Lo llaman karma.

- Entonces crees... que debería putearlo.

- Como todo un camionero. Ya sabes, ellos conocen todo tipo de groserías.

Ella asintió y luego se marcho.

Hola Bartender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora