TRECE

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— Hola Bartender

— Hola Brenda. ¿Una cerveza?

— Si no es mucha molestia.

Asintió y le entrego el vaso.

— Gracias por la rosa.

— No las dés, me alegró que te haya gustado.

— ¿Cuántos años tienes?

— ¿La cerveza despierta en tí el síndrome de Sherlock Holmes o qué?

— Eres un pesado.

— Oh, vamos linda. Era broma, tengo 25 años ¿Tú?

— ¿Sabés que eso no se pregunta a una mujer, cierto?

Ambos sonreían, y no sabían con exactitud la razón del por qué, simplemente les gustaba el aire de confianza que se formaba entre ellos.

— Resumiendo que soy el dueño del bar, tengo todo el derecho de saber tu edad. No puedo darme el lujo a que las autoridades clausuren mi negocio por dar bebidas a menores de edad. ¿De qué viviría o acaso tú pagarás mi sustento?

— Deja de exagerar, te pareces a una abuelita gruñona.

Y comenzó a reír.

— Eres aún más bonita cuando la sonrisa es reflejada en tus ojos.

Hola Bartender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora