Desperté. Desperté de nuevo ¡en el maldito carro!, justo le dije a Kat que no lo haría. Bueno, supongo que no se dará cuenta.
Lo encendí y fui primero a un supermercado que estaba cerca de la preparatoria; compre unas cuantas cosas para comer en el camino.
Me lave los dientes en el carro, si algo asqueroso, pero lo que sea para que Kat no sé de cuenta que dormí aquí.Llegue a la preparatoria y lo primero que vi fue a Sam con Elizabeth riendo.
- Hey, ¿Por qué tanta risa? - dije sonriendo.
- Okay, Sam me acaba de contar un chiste que es de lo mejor. Anda cuéntalo - dijo mientras aún reía.
- ¿Qué le dijo un pato a otro pato en una carrera?
- ¿Quack? - dije confundido
- ¡No, Dave! Estamos empatados - Finalizó con una sonrisa esperando a que yo riera.
- Sam, te quiero muchísimo, eres mi mejor amigo, pero... Honestamente es el peor chiste que he escuchado
- A ti te gustan los chistes elaborados. En pocas palabras eres un amargado, Dave - dijo Elizabeth dándome un pequeño golpe en la cabeza.Sonó la campana y nos fuimos a nuestras aulas que eran diferentes, aún no veía a Kat.
Salí en busca de Kat, pero no la encontraba en ningún lugar, hasta que me puse a pensar en donde le gustaba estar.
Al salir de clases me dirigí al parque abandonado al que iba de pequeña, y efectivamente, ahí se encontraba.
- ¿Kat?
- Hola, Dave - dijo con voz temblorosa.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué no fuiste?
- Se me hizo tarde y no quería ir - Seguía sin mirarme a la cara.
- ¿Pasó algo?
- No, nada. ¿Cómo te fue, niño? - dijo mientras secaba unas lágrimas en su rostro.
- Kat, no te hagas esto, si viniste aquí sola fue por algo.
- Esta bien... - suspiró - Después de que te fueras llego una llamada a mi casa. Noticias nada buenas. Llantos. Todo.
- ¿Qué ocurrió? - dije asustado.
- Pues... Mi madre falleció en la madrugada.
- Oh...
- Si, "oh". No sé porque me siento tan triste si nunca sentí que me quiso.
- Porque era tu madre, Kat.En ese momento solo me abrazo, y soltó un gran llanto. Nunca la vi tan vulnerable.
- Todo está bien, aquí estoy. -dije mientras la consolaba.
- Me he quedado sola, Dave. Solo estás tú. - dijo mientras lloraba incontroladamente.
- Siempre estaré.
- ¿Podemos ir a casa?, te lo suplico.
- Claro que si, me quedaré todo lo que necesites.
Yo solo quería que estuviera bien. No puedo permitir que este sola y mucho menos triste.- Ya llegamos, pequeña. - dije mientras la despertaba.
- ¿Puedes dormir conmigo hoy?, necesito que alguien esté ahí en la noche.
- Claro que si, no te preocupes - dije nervioso, mi madre no sabía lo que estaba pasando y no creo que me daría su bendición para dormir con una chica.
Fuimos a su cuarto, nos acostamos en su cama y la abrace para que durmiera segura.
Eran las 2:18 de la mañana y aún no podía dormir. Ella despertó y solo volteó a verme, de nuevo había tensión en ese momento, y aún más porque estábamos muy cerca el uno del otro.
- Dave... - dijo susurrando.
- Kat... - respondí viéndola a lo ojos.
Se comenzó a acercar más y más mientras acariciaba mi cabello; yo quitaba el cabello de su rostro mientras acariciaba su mejilla. ¿Esto realmente está pasando? No, Dave. Esta vulnerable, no sabe lo que hace. No sé qué hacer, no sé si besarla, no sé si alejarme y hacerla dormir de nuevo... Todo esto es tan confuso. Seguíamos acariciandonos y acercándonos. Esto sucederá.
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¿Should I?
Teen FictionDave, un chico promedio de preparatoria, conoce a Katherine, a la que llama la chica de sus sueños. Poco a poco descubrirá cada uno de sus secretos que ella oculta, lo que los llevará a tomar la decisión más importante de sus vidas.