AQUí VA MI CONFESIóN

-Y es en días así que te recuerdo...

Recuerdo el momento en el que la pantalla de mi móvil se iluminó anunciando la llegada de tu mensaje. Es como decir que tenia un cordón infinito, pero que desde esa única fecha se me fue gastando el hilo.

Conversaciones día tras día me llevaban a desearte. Desear el olor de tu perfume, desear el agarre de tu mano, desear el sonido de tu voz, desear el calor de tu abrazo, desearte por completo.

Te quería conocer de una manera distinta. Quería no tener una imagen fija sobre ti para sorprenderme; pero mis ansias eran tantas que revisaba tus fotos a cada instante. Solo por si algún día pasabas, poder reconocerte.

Imaginaba como seri­a tenerte al lado o tan solo cruzar miradas contigo.

Al fín llego el gran día...

Recuerdo no haber podido dormir. Me levantaba de la cama y caminaba por mi habitación repitiendo como iba a presentarme.

Recuerdo haber abierto mi armario una y otra vez para estar segura de que me pondría la ropa correcta. Me paraba frente al espejo practicando mi risa, mi mirada, como arreglarme el pelo, quería que me vieras perfecta.

Yo estaba a una larga distancia de la perfección, decir como Antártida de la India. Si, bastante lejos.

El camino hacia ese lugar donde por fin mis ojos conectarían con los tuyos, se hizo eterno.

Sentía que era una mujer embarazada apunto de explotar de tanta porquería que sentía por dentro.

Ya entrando, las putas mariposas casi se me salían por la boca.

Y ahí­ estabas tú.

Camisa púrpura, pantalón verde, zapatos marrón, ¿qué rayos estabas pensando?

Pero aún así tú....., tu eras perfecto

La definición completa.

Jamás cruzó por la mente la idea de que serías quien marcará mi vida​ por completo.
Fue un año y dos meses de sonrisas, recuerdos y puros dolores de cabeza.
Sin duda alguna, volvería a repetir ese pequeño desastre que atrevimos a llamar amor.

Pero mi amor, se me gasto el hilo, y desapareció el cordón.

-Kay