Te espero aquí Ana Blaker

127 10 2
                                    

Eran las 9 am, me había despertado por el ruido de los pájaros cantando. Tuve que dormir en la cama de mi madre como una pequeña niña cuando le tiene miedo al monstruo que habita abajo de su cama. Tenía hambre.

Bajé a desayunar pero mi madre no estaba, había dejado una nota: "Hija, tuve una entrevista de trabajo en un supermercado del centro, es lejos por lo que dejo la casa bajo tu cuidado.
Las llaves están al lado del florero de la cocina y en la mesa te dejé el desayuno. Cuídate, te quiero. Mamá."

Estaba sola y aburrida en una casa donde hay poca señal y la mayoría de mis vecinos son viejos, buenísimo. Subí y me dirigí a mi "linda" habitación, donde sólo estaba mi armario.

Me cambié, bajé a desayunar y me puse a leer un libro. Me aburrí al instante. Ya sin nada que hacer salí al jardín, chiquito y descuidado, sin dudas podría vivir una gran familia de ratas allí.

Investigando entre la gran maleza de yerbas encontré una vieja bicicleta, estaba en buen estado para ser vieja, pero estaba llena de tierra.

La limpié y recordé que había un bosque al lado del pueblo donde podría ir a pasear un rato para distraerme.

Las hojas de los Pinos se movían a la par de las brisas del viento, se podía sentir el olor a las plantas silvestres, no era tan malo como pensaba.

Sin darme cuenta los minutos se hicieron horas y en un abrir y cerrar de ojos ya había oscurecido.
Mis piernas ya estaban cansadas por lo que decidí tomar un descanso.

Pedaleé con mis últimas fuerzas buscando un lugar en donde pudiese descansar y como si fuese caído del cielo, encontré un pequeño bar que se veía acogedor.

Al entrar me sorprendí al ver que habían bastantes personas sentadas hablando y tomando algo, ya que me pareció raro encontrar un bar en medio del bosque, pero no le dí importancia.

Me senté en una mesa pequeña en el fondo que estaba vacía.
-Buenas tardes muchachita, ¿Qué es lo que desea?- dijo una mujer anciana, pequeña, con el pelo recogido con un rodete.
-Señal en mi celular.
Empezó a reírse.
-Jaja.. Me gustaría un café por favor.
-Perfecto, ya en un rato se lo traigo.
Estaba aburrida por lo que me puse a leer unos antiguos diarios que estaban en cada mesa.
Muchas de esas noticias eran sobre desapariciones de personas, sobre todo niños en la zona. Me asusté.
-Trágico, ¿No?- dijo un chico alto, ojos color miel y de cabello castaño.
-La verdad que si.
-No leas esa basura, solo te hará preocupar por cosas del pasado.
-¿No te da miedo leer las cosas que han pasado allá afuera?
-No, no le tengo miedo al bosque.

Continúe leyendo el diario, no sabía qué decirle.
Un silencio notable hubo entre nosotros.
-Por cierto me llamo Lucas, Lucas Dronnen. ¿Y tú?¿Cómo te llamas?-dijo con una sonrisa que reflejaba simpatía y al hacerla se le marcaban los hoyuelos en las mejillas.
-Me llamo Ana Blaker.
-Un gusto conocerte Ana Blaker.- me tomó de la mano.

Me sonrojé, gracias a dios vino la mesera a traerme el bendito café para terminar con esta incomoda situación.
-¿Y hace mucho vives en WoodFord Lake?
-No, ayer llegamos con mi madre a este pueblucho.
-Por lo que veo no estás encantada con tu nuevo hogar.
-Estas en lo correcto.

Tomé un sorbo de mi café.
Pasaron minutos y aquel chico d ojos color miel no paraba de hacerme preguntas.
-Oye, ya es tarde y tengo que irme a mi casa sino mi madre me matará. Lo siento.
-No pasa nada.

Dejé el dinero sobre la mesa y lo saludé.
-Fue un gusto conocerte.-dijo sonriendo.
-El gusto es mío.
Di la vuelta y me dirigí hacia la puerta.
-¡Oye, espera!
Me di la vuelta.
-¿Qué pasa?
-¿Nos volveremos a ver?- me miró a los ojos.
-Quizás.
-Bueno, si quizás ocurriera te espero aquí Ana Blake.
Sonreí.
-Adiós Lucas Dronnen.
Y me fui.

El chico de la casa en el Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora