No vayas al bosque...

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Me costaba dormir debido a lo que había sucedido anoche. ¿Cómo un chico tan dulce se puede convertir en cuestión de segundos en la mismísima bestia?

No me iba a quedar con los brazos cruzados.

Tenía que saber lo que había pasado, y mientras más rápido lo descubra mejor.

Me levanté de la cama y me miré en el espejo. Me sentía rara.

No le dí mucha importancia.
Me saqué el pijama y me puse unos jeans, con un suéter y me hice un rodete.

Me dirigí al baño, al cepillarme los dientes note algo muy extraño.

Mis ojos se habían tornado de un color más claro, como si cambiasen de café a miel.

Me empecé a marear, bajé como pude las escaleras y de repente todo se tornó de negro.

-¿Pero esto es grave doctor?

-Escúcheme señora, esto no es nada grave.

Abrí los ojos lentamente desde la camilla del hospital.

-Hay personas a las que repentinamente se les cambia el color de los ojos debido al clima o a la luz. Su hija estará bien. No se preocupe.

Salimos del hospital, en todo el camino me quede pensando. Pensando que esto era muy raro como para que simplemente fuese un "cambio de color de los ojos por el clima".

Al llegar a casa pude observar como la señora Thomas dejaba unas tartas recién hechas enfriarse sobre la ventana abierta.

Me atreví a ir a su casa. Seguramente ella sabía algo sobre esto.

-Hola cariño, que lindo que hayas venido a visitarme.-dijo mientras se limpiaba las manos en su delantal- vamos pasa.

-Gracias señora Thomas.

-Ven siéntate y toma un poco de té. Ya te traigo un pedazo de tarta de manzana recién hecha.- dijo mientras se dirigía a la cocina.

-Y dime ¿Qué te ha traído hasta aquí?

-Es por el collar.

-¿Qué pasa con él?

-Desde que lo tengo me han pasado cosas muy extrañas. Esta mañana me desperté y al verme al espejo pude notar como mis ojos habían cambiado de color.

-Eso no es nada cariño, el collar no puede hacer que tus ojos cambien de color- dijo mientras cortaba un gran pedazo de tarta.

-Pero si puede convertir a alguien en una bestia.

Se quedó congelada.

-¿Cómo en una bestia? ¿Hay algo que no me estás diciendo?

-De hecho si. He estado viendo a un chico que conocí en un bar en el bosque, él era muy atento y dulce pero al verme el collar se volvió agresivo y frío. Se notaba la furia en sus ojos.

La señora Thomas se quedó boquiabierta.

Corrió y cerró todas las ventanas de la casa.

Me agarró la mano y nos dirigimos hacia lo que sería el sótano.

-Lo que te contaré no se lo tienes que decir a nadie ¿Comprendes?

Se me había hecho un nudo en la garganta, esto no era una broma.

-WoodFord Lake es un antiguo pueblucho donde las personas viven en armonía, pero eso no fue siempre así.

Cuando mi abuela era adolescente, sus padres le heredaron una casa. Esta casa.

Me había dado un escalofrío.

-Un día había ido hacia el lago, no sabía muy bien para qué pero lo que sé es que no estaba sola. Había conocido a un chico.

Se veían todos los días, ya que al no tener familia ella se sentía muy sola.

Cierto día, el desapareció y una nube negra posó sobre WoodFord Lake dejándolo devastado.

Así, el pueblo se volvió cada día más triste. Tanto que las personas se suicidaban.

Pasaron los años, y mi abuela ya había formado una familia.

Una noche de invierno, mi abuela desapareció y lo único que quedó fue ese collar- lo señaló.- con una nota, esta decía que cada mujer de mi familia debía usarlo para alejar los males.

Me quedé helada, no podía creer lo que me había contado.

Y ahora, querida Ana, quiero que te cuides. No hables con extraños, no confíes en nadie, ni confieses tus más oscuros secretos porque los usarán en tu contra, no te enamores, pero sobre todo...No vayas al bosque.

El chico de la casa en el Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora