Este pueblo no es tan malo como pensaba.

99 10 4
                                    

Todo estaba oscuro y se podían oír a las hojas de los árboles moviéndose a la par de la fría y otoñal brisa.

Corría intentando salir de aquel bosque pero cuando lo hacía este no tenía salida. Demonios. ¿Cómo hice para llegar hasta aquí?

-No lo hagas.
Dijo una voz desgarradora.
-¿Quién eres?- grité.
-No lo hagas- repitió.
-¿Hacer qué?- dije sin entender.
-O será demasiado tarde.
-¿Demasiado tarde para que?

No contestó.
-No entiendo, ¿qué será demasiado tarde? ¡Dime!

Grité con todas mis fuerzas.
Un gran viento lleno de hojas me rodeo como si fuese un gran remolino y yo estaba adentro de él hasta que todo se tornó de negro.

-¡Hija a desayunar!- gritó mi madre.

Miré a mí al rededor y estaba en mi casa. Todo había sido un sueño.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina.
-Hola cielo, ¿Cómo estás?
-Bien, ¿No sabes nada del camión de mudanzas?- dije mientras bostezaba.
- Creería que esta tarde llega.
-Al fin, parezco una niñita durmiendo con su mamá.
-Todavía lo eres.- me pellizco la mejilla mientras blanquee los ojos.
-Nos invitaron a una cena esta noche con todos los vecinos en la casa de la señora Thomas.-dijo mientras daba vuelta los waffles.
-¿Hoy?
-Si, ¿Acaso tienes otros planes?
-De hecho estaba pensando en salir al bosque con mi bici.
-Esta bien pero vuelve temprano, 21:30 te quiero en la casa de la señora Thomas.
-Esta bien.

Subí, me bañé y me cambié. La mañana se hizo eterna hasta que llegó la esperada tarde.

Busqué mi bici, guardé mi celular en mi bolso y salí hacia el bosque.
Millones de preguntas se presentaron en mi cabeza.
¿Ese chico será un psicópata? ¿Cómo pude agarrarle confianza en cuestión de segundos?¿Qué querrá?

Después de pedalear por varios minutos llegue al bar.
Deje la bici afuera y antes de entrar respiré hondo. El bar estaba lleno, habían unos niños jugando y corriendo, y personas tomando el café.

Me dirigí a la mesa pequeña del fondo pero él no estaba. No me preocupe quizás estaba por llegar. Me senté y ordené un café.

Pasó una hora y todavía no llegaba. Me había acabado el café y faltaban 2 horas para irme.

Me rendí. Saqué dinero de mi bolso, la dejé en la mesa y me dirigí hacia la puerta.

Al abrirla choqué con alguien. Miré el piso, tenía vergüenza.
-Lo siento.
-¿Te ibas señorita Blaker?
Subí la vista y lo ví a los ojos, era él.
-Lo siento por llegar tarde estaba buscando unos antiguos periódicos para mostrarte.
-¿Mostrarme?
-Sí, ayer vi como los leías con interés y pensé que quizás te gustaría leerlos.
Sonreí.
-Vamos a sentarnos.- me agarró la mano.
-¿Tienes frío?
-No, ¿Por qué?- me miró confundido.
Nos sentamos.
-Tienes la mano muy fría.
-Es que en mi casa no sirve la calefacción.
-Vives en WoodFord Lake?
-En realidad vivo en una casa dentro del bosque.
-¿Dentro del bosque? ¿Por qué estás alejado de todos?
-Me gusta estar alejado, el bosque es mi hogar.
-Igual aveces está bueno estar solo y alejado de todo. Te da paz.
Me miró a los ojos y sonrío.
-Exacto, Ana Blaker.

Pasaron las horas y nos la pasamos charlando, y leyendo los periódicos. Me explicaba tantas cosas de este lugar.

Conocía tanto a las personas de WoodFord Lake y también al bosque como si fuese la palma de su mano. Era listo, eso me pareció atractivo.
Agarré mi celular y ¡Eran las 21:00!
-¡Oh no! Es tarde mi madre me matará.
Me levanté y agarré mis cosas.
-Me tengo que ir, lo siento.
-Esta bien.
-¿Mañana a la misma hora?
-¿Y te lo sigues preguntando?- reía y se le marcaban esos pequeños hoyuelos que tenía en las mejillas.
-Nos vemos Dronnen.- lo saludé y me fui.

Pedalee lo más rápido que pude y llegué 10 minutos tarde a la casa de la señora Thomas.
Toqué el timbre y abrieron.
-Hola señora Thomas.
-Hola cariño, vamos pasa. Están todos en el patio.

La casa era enorme. Y el patio aún más.
-¿En donde estabas?- dijo mi madre furiosa.
-Lo siento, se me hizo tarde.
-Esta bien, que sea la última vez Ana. - se dió vuelta y siguió hablando con los vecinos.

No miento, estaba muy aburrida. Vi una casa del árbol, supuse que si subía conseguiría señal para mi celular.

Subí y estaba llena de viejas muñecas, era aterrador. Encendí la luz y me senté mirando hacia la ventana.

Llamé a a Lulu, mi amiga de California. Desde que le fui no supe nada de ella.
-Hola Lulu, ¿Cómo estas?
-¡Ana! Por fin apareciste, no sabes cuánto te extraño amiga.
-Yo también te extraño.
-¿Qué tal tu nuevo hogar?
-No está mal, hoy llegaron mis cosas porque tuvimos un problema con el camión de mudanzas pero no está tan mal. Lo único es que la señal es un asco aquí.
-¿Y qué tal los chicos de allí?
- Que raro de ti, siempre pensando en chicos.- reí.
-Vamos, cuéntame. ¿Haz conocido a alguien?
-De hecho sí.
-Cuéntame cuéntame.
-Un chico en un bar pero no es nada importante.
-Mmmm, ¿Y cómo se llama?
-Lucas Dronnen, pero enserio no es nada importante apenas nos conocemos.
-¿Y cómo es?
-Tiene el cabello castaño, ojos color miel, una hermosa sonrisa y unos hoyuelos que cada vez que me sonríe se ilustran en su cara.
- Parece que alguien está enamorada.
-Cállate- me dio vergüenza.
Hablamos por unos minutos hasta que me llamaron para cenar.
-Amiga me tengo que ir, otro día te llamo. Te quiero.
-Yo también, más te vale. Cuídate y después cuéntame cómo te va con tu chico- comenzó a reírse.- Adiós. Te quiero.

Colgué y bajé de la casa del árbol.
Todos estaban sentados en una gran mesa que habían ubicado en el patio.
-Hola.- dije en general para no tener que saludar a todos y me tuve que sentar en la mesa de los niños.
Estaba muy aburrida.
-Es un bajón sentarse en la mesa de los niños, te entiendo.- dijo una chica rubia, ojos verdes y cabello largo.
-Por lo que veo ya estás acostumbrada.-reímos.
-Me llamo Sally,¿tú?
-Ana. Por fin alguien más o menos de mi edad en este pueblucho.
-No somos las únicas adolescentes, mira, ¿ves a ese chico de allá? El que tiene cabello rubio y ojos celestes.
-Si.
-Él es Tom, tiene 18 y vive a dos casas de la tuya.
-¿Cómo sabes en donde vivo?
-En este barrio nos enteramos de todo jaja. Bueno, él tiene una banda con John el chico colorado y Max el chico de piel morena y cabello rizado,que son los chicos que están sentados al lado de él.
-¿Y hablas con ellos?
-Si, aveces van a mi casa por mi hermano.
-¿Tú hermano?
-Si, Tom, es mi hermano. También están las gemelas Rufford, Clare y Chelsea que son las hijas del Mayor Rufford. Obviamente son mimadas y siempre que hacen fiestas no nos invitan. También está Jazmín que no vino porque mañana llega de sus vacaciones. ¿Ves? No somos tan pocos.
-Gracias a dios, pensé que no me haría nunca amigas.
-Pues si quieres salir o estar con alguien  yo vivo al frente tuyo, visítame cuando quieras.- sonrío.

Este pueblo no es tan malo como pensaba.

El chico de la casa en el Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora