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-Mi amor se va en el viento.. comenzó murmurar la mujer vampiro que hoy había salido a uno de los jardines de la mansión sentada sobre una banca de piedra, tal vez quizás podria buscar una posición más cómoda pero en su estado actual sería un problema. Se dijo mirando el vientre apenas notable, ya para este tiempo su sed de sangre había disminuido y se había hecho pasable, pues no estaba constantemente enloquecida con el dulce sabor de la misma, quizás ella sola podría controlarlo, pero el bebé pedía más de ella. Con una sonrisa acarició su apenas duro vientre, comenzando a pensar como hubieran sido las cosas si el amor entre ella y Rido hubiera sido tan fuerte como el que le tenia Juri, posiblemente podrían haber llegado a grandes lugares. Pero no era como si importara ya.
Una lágrima solitaria se escapó de sus ojos violetas, recorrió su mejilla y cayó al suelo, era claro para la mayoría de las sirvientes que los sentimientos de su señora, siempre habían sido puros hacia Rido, pero el nunca lo vería.
-...acto de amor
Comento mientras se acomodan en la banca para dormir sobre esta, en el aire de la noche...
Rido había estado lo suficientemente cabreado, desde que aquella inmunda mujer se había escapado como un vulgar delincuente, y los asesinatos de sus sirvientes quienes fueron seguramente asesinados por aquella bruja. Incluso era peor que Shizuka, esa mujer...Para su ego era un gran ataque, pero si se centran demasiado en ella, dejaría de lado lo que sucedería con Juri y la tan impactante noticia su primer hijo. El cual debió ser el suyo.
Las cosas no serían tan fáciles para Haruka.
Sus ojos se abrieron al sentir algo cepillar su mejilla, una tela suave. Adormilada abrió los ojos para sentirse acurrucada en los brazos de alguien, giro un poco la vista para ver al hombre de ojos cafés claros y cabello marrón. Ella bostezo antes de volver a acomodarse en los brazos de Morfeo.
Para los sirvientas antes esclavos de Rido era un alivio estar con esta mujer, era la contraparte del sádico vampiro y normalmente siempre se preocupaba por ellos, en mejores manos no pudieron haber caído.
La mayoría suspiro al ver a la mujer dormida, era claro que su sentimiento de fidelidad era muy grande.
Los meses pasaron y el embarazo comenzo a ser más notorio en ocasiones la mujer se soltaba a llorora a moco tendido para luego recuperar su sonrisa y continuar con su trabajo sobre los negocios a pesar de sus protestas, algunos le ayidabn con el papeleo, pues continuamente la mujer quedaba dormida sobre el escritorio.

Un amor vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora