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Cuanto tiempo mas iba a estar aquí lamentando lo que pasó la última vez, había desobedecido las órdenes de Rido y había sido castigada por el, como si de un siervo se tratara, comenzaba a dudar que su amor realmente los salvaría a ambos, porque pareciera que siempre sería su excusa para no dejarlo.

Su situación era patética, Rido le había obligado a permanecer dentro de la desolada mansión, ni siquiera la había dejado salir a los eventos sociales, supuso que se había inventado cualquier excusa para justificar su ausencia y mientras tanto ella sólo podía permanecer leyendo libros que claramente había leído ya hace mucho tiempo o tratando de mejorar sus técnicas culinarias sin el permiso de los sirvientes.
Retorció uno e sus cabellos en sus dedos mientras se dejaba caer en el sofá de su habitación, miro hacia el techo para deleitarse con pinturas en realidad hermosas, irónico que hubiera Ángeles en aquellos hechos que eran su refugio, el refugio de seres de la mismo haberno.
Consumida en los rostros de los querubines encima de ella, dejo de prestar atención al mundo que la rodeaba, así que no escucho los gritos de Rido y las cosas romperse.
El macho estaba más que furioso ante sus constantes acosos hacia su amada Juri no había tenido éxito alguno, era tan frustante y lo pero era que su hermanito de alguna manera logro aventurarse a preguntar por su esposa, mentira que tuvo que decir para excusar las tonterías de la mujer.
¿No mejor hubiera sido dársela a Haruka? Por su puesto que no dado que Juri hubiera buscado la manera de estar junto a su amado.
Era rn absurdo todo esto, pero dentro suyo sabía que algo grande le esperaba algún día lograría venganza.
Mientras tanto disfrutaría los placeres de la carne...
Sus lágrimas macharon su rostro pálido, el agua de la bañera genia un leve tinte rojizo, porque todo había terminado así, si lo amaba pero no de esta forma. Se sentía tan devastada y sucia. Ni siquiera los "susurros" del ronco vampiro asegurándole protección la podrían separar de la verdad, jamás la quería y este acto era no sólo una burla si no un ataque deliberado. ¿Realmente era todo idea suya? ¿El Senado también había tomado parte en esto? Se preguntó mientras dejaba que sus gritos casi suprimidos salieran.
El hombre disfruto de sus gritos mientras lamia la sangre seca que aún quedaba entre sus labios, no era ni la mitad de lo que esperaba de la de Juri, pero algo era algo.

Un amor vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora