VI

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— No sé que sucede con este chico — dijo Donna, dirigiéndose a Lindsey, quien se había quedado con una confundida expresión en el rostro.

— Debe estar estresado por lo de Lisa —contestó la pelirroja— no debe ser fácil para él.

— Confío en que tú lo ayudarás...

... — ¿Y que podría hacer yo? — inquirió ella.

— Gerard y tú se conocen desde pequeños, supongo que pasar tiempo contigo, ahora que has vuelto, lo distraerá un poco. Ya sabes que no es de tener muchos amigos; desde que Lisa murió se la ha pasado solo en su cuarto. Es desesperante...

— No está insinuando que yo me haga su novia, ¿o si?

— No si tú no lo quieres así, querida. Pero...si lo piensas, tienes toda mi bendición — le dijo Donna, guiñándole un ojo.

Lindsey sonrió levemente.

— ¿Por qué no vas a hablar con él? — la incitó.

— No creo que sea lo mejor — musitó dudosa, le había asustado la manera en que Gerard había salido de la sala.

— Hazme caso, Lin. Seguramente se sintió presionado conmigo aquí, tal vez necesite estar solo con una amiga.

— Está bien, lo haré.

La pelirroja se apresuró en ir al segundo piso de la casa y se detuvo frente a la puerta cerrada de Gerard. Estiró la mano con nerviosismo y llamó tocando. Desde adentro, pudo escuchar la voz de Gee echándola, pero Lindsey hizo caso omiso y siguió insistiendo; de pronto se dio cuenta de que él estaba llorando, escucho unos leves sollozos y su deseo de abrir la puerta se hizo más grande.

— ¿Gee?, por favor, ábreme.

— ¡No! — gritó él desde dentro. — vete de aquí, Lindsey...quiero estar solo.

— Sólo vengo a hablar contigo...por favor, hace dos años que no nos vemos. ¿No podemos conversar aunque sea un rato?

— No.

— Gee...sé que te sucede. Por favor ábreme.

Ella escuchó movimientos desde dentro y luego de unos segundos la puerta se abrió. Gerard tenía los ojos irritados, y ahora la observaba con una mirada de pocos amigos.

— ¿Puedes largarte de aquí, por favor? — inquirió él con sequedad.

— No...no me pienso ir — respondió Lindsey determinadamente, luego se acercó a él y lo abrazó. Gerard se quedó petrificado, y escucho como ella murmuró en su oído: — sé por lo que estás pasando, pero no lograrás nada quedándote aquí encerrado.

Lindsey lo sintió estremecerse levemente entre sus brazos, y luego lo escuchó sollozar.

— ¿Y qué quieres que haga? — preguntó llorando. — no puedo hacer otra cosa, lo único que quiero es tenerla conmigo otra vez...y eso ya es imposible.

La pelirroja se apartó de su cuerpo y lo miró a los ojos.

— Tienes personas que te pueden ayudar, tus padres...tus hermanos, yo...

— Pero yo no quiero que me ayuden, sólo quiero estar con Lisa de nuevo...

— Pero ambos sabemos que eso no podrá ocurrir. ¿Cómo crees que debe sentirse ella?, verte aquí sufriendo...totalmente deprimido. Si la amaste de verdad, lucha por salir adelante...eso no significa que vayas a olvidarla.

— ¿Y qué tal si todos a tu alrededor comenzaran a creer que te estás volviendo loco?

— ¿En qué sentido? — preguntó confusa.

girl, you're not invisible (adaptación) | gerard wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora