VIII

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— ¿Qué diablos fue eso? — preguntó la pelirroja haciéndose hacia atrás. Observó a Gee y trató de buscar respuestas, pero sólo encontró en sus ojos otra expresión de confusión.

— Debe ser...una corriente de aire. — inventó rápidamente.

— ¿Corriente de aire? — preguntó poco convencida— ¿Cómo es posible si no hay corrientes de aire aquí?

... — A veces pasa, créeme.

— Bueno, supongo que eso debe ser...

— ¿Nos vamos? — inquirió ansioso por salir de la habitación antes de que más cosas siguieran sucediendo.

— Si...vámonos.

Lindsey se apresuró en salir, se acercó a la puerta con miedo y jaló para darse cuenta de que todo estaba perfectamente normal. Observó a Gee, y él le hizo ademán de avanzar, luego ambos salieron de la habitación y Gerard cerró a sus espaldas, con mucho pesar.

— La puerta de tu habitación me dejo temblando — confesó Lindsey cuando se alejaban caminando por la calle.

— No es la primera vez que me pasa, las corrientes de aire en mi habitación llegan desde los lugares más extraños.

— Aún no me dices con quien hablabas...

— Te parecería estúpido.

— No es cierto, nunca pensaría que eres estúpido...

— Hablaba con Lisa...tengo la costumbre de hablarle a su retrato, es como sentirla cerca.

— Eso es muy tierno...

— ¿En serio? — inquirió sorprendido de que aquello no la hubiera asustado.

— Por supuesto, Lisa debió ser una chica con suerte al tenerte a ti.

Gerard se limitó a sonreír.

— Si no te molesta...¿puedes contarme que pasó?

Él cambió su expresión a una seria de inmediato, no le gustaba recordar nada de ese día. Pero tal vez podía hacer el esfuerzo de contárselo a ella.

— Accidente de transito, fue una noche que había venido a mi casa. Cuando se fue, me dije que debería acompañarla, pero ella insistió en irse sola, horas después me llamó su mamá para decirme que había muerto. Un maldito hijo de puta que venía a toda velocidad no se detuvo en el paso de cebra; y ella no alcanzo a divisarlo...

— ¿Lo atraparon?

— Sí, costó dar con él...porque se dio a la fuga, no fue capaz de ayudarla y la dejo morir ahí mismo, te juro que me odio tanto desde esa noche, Lin. Yo debí acompañarla, era mi responsabilidad.

— No digas eso...fue culpa del imbécil que iba manejando.

— Aún así yo debí haber ido con ella, tal vez si lo hubiera hecho aún estaría aquí, y tendría que hacer esto...

— ¿Hacer esto? — inquirió Lindsey confusa — ¿te refieres a salir conmigo?...¿que tiene que ver?

— Olvídalo, son tonterías mías.

— Siento como si me estuvieras ocultando algo...

— Es algo muy privado, Lindsey — le dijo con aspereza — no puedo decirlo...

— Oh, claro...— respondió rápidamente — no importa, entiendo...

— Gracias...

— ¡Como sea! — cambió el tema riendo — a que no me alcanzas...

girl, you're not invisible (adaptación) | gerard wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora