CAPÍTULO 7

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Tres aspectos sobre Camila me resultaban de lo más curiosos.

El primero era el hecho de haber logrado derrumbar las murallas que mis hijos construían cuando conocían a personas adultas. Todo lo que ella había hecho era aparecer y la interacción con Nash y Olivia fue tan natural como si se conocieran desde siempre. Algo particularmente imposible y que yo, en mis seis años como madre, jamás había visto.

El segundo aspecto se trataba de su muy extraña tendencia a observarme demasiado. Al principio me perturbaba, en el buen sentido. Ahora creo que sólo es porque me reveló que es lesbiana. No sabía cómo sentirme con respecto a aquello, nunca he tenido una amiga del otro bando así que simplemente tendría que dejarla ser.

Y la tercera, era su temperamento volátil... Camila podría hacer una transición de amable a colérica, o de infantil a madura, en segundos. Era directa. Sus expresiones, sus palabras, su forma de pensar. Decía lo que se cruzaba por su cabeza sin filtros y actuaba conforme a sus impulsos sin pensarlo.

La idea de una niñera a cargo de mis hijos aún resultaba inconcebible en mi cabeza. Pero al parecer, otra vez Camila rompía el esquema. Para una mujer que premeditaba todo lo que hacía o decía me estaba comportando en contra de todo aquello que alguna vez me caracterizó. Aquella muchacha suponía un cambio en mi vida, lo podía presentir. Me generó una confianza inmediata, lo cual es cosa extraña; y más aún, logró congeniar con mis hijos como lo hacía yo.

Sí, la quería de niñera apenas me pidió la entrevista. No quería pensarlo dos veces. La idea se había cruzado por mi cabeza cuando la observé jugando con los niños, y cuando vi la impresión que en ellos había causado, que, dicho sea de paso, me dejaba con una paz que hacía muchísimo tiempo que no conseguía.

Pensé que quizás ese era el momento de relajarme y dejar que todo fluyera. Poner las manos en el fuego por alguien que apenas conocía pero que cuidaría a mis hijos como si fueran los suyos propios. Me arriesgué porque mi sexto sentido, mi instinto maternal, no me fallaría.

—Tienes que entrevistarme primero. Es lo justo —dijo luego de un suspiro—. Todas las postulantes se merecen la oportunidad. Yo... Simplemente... No sé, me gustan tus hijos y creo que podría hacer algo que me resulta agradable para ganar dinero.

—Bueno, haré la entrevista pero te aseguro que no hay persona más idónea para el puesto.

—Pues si soy idónea o no, eso lo determinarás en un par de minutos —Miró su reloj y luego a mí. Se veía tan segura. No pude evitar sonreír—. Deberíamos ir a tu oficina, no quiero llegar tarde a mi entrevista. Me comentaron que mi posible futura jefa es muy estricta con el horario y no deseo que se lleve la impresión equivocada de mí.

Ella sería la niñera, estaba decidida. Además de mi instinto maternal, tenía un ojo calculador para las oportunidades y los negocios. Ella no era una casualidad y había llegado en el momento indicado para salvarme.

—Oh eso sería imposible —Me coloqué mis lentes y entrelacé nuestros brazos.

Al llegar a la oficina me encontré con una docena de muchachas esperando. Todas se veían muy formales. Me pregunté para qué, si yo entrevistaba a canguros, no a secretarias.

—Camila no sé por qué me haces hacer esto si al final me quedaré contigo —murmuré a su lado mientras nos acercábamos a Julia.

—Quién sabe. A lo mejor encuentras a una chica mejor para ser niñera —insinuó.

—Pero yo te quiero a ti —pronuncié antes de voltearme y darle una mirada de despedida. Ella se giró a conversar con Julia hasta el momento de la entrevista.

Beyond Infatuation ; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora