CAPÍTULO 8

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«¿Qué hiciste Camila? ¿Qué hiciste? Cómo se te ocurrió ofrecerte de niñera de los hijos de Lauren? Podrías haber aceptado el trabajo que el profesor Bluccianti te ofrecía y asunto resuelto. Tendrías que alejarte de esa familia, no busques un lugar en donde no perteneces».

Lauren sacaba a relucir una parte de mí que ni siquiera yo misma conocía... Qué enorme error el de ella quitarse las gafas cuando nos vimos por primera vez. Me habría ahorrado el cúmulo de emociones y pensamientos que me llevan consumiendo desde entonces.

Comencé a sentirme celosa. Celosa de su ropa por tocar su cuerpo. Celosa de su perfume que no se me iba de las fosas nasales. Celosa de aquellos que tenían la oportunidad de ocupar su tiempo cuando trabajaba. Me sentía jodidamente celosa, incluso celosa del idiota ese por ser el padre de los niños.

¡Mierda! Ella era una mujer demasiado compleja y perfecta para una pobre mortal como yo.

Pero eso no era todo lo que me envolvía, también despertaba en mí la inefable necesidad de dárselo todo. Tanto a ella como a sus hijos. Estaba muy demente para tener esa clase de ideas respecto de personas que remotamente conocía y que ya se me habían quedado clavadas en lo más hondo del alma. Una parte de mí, había caído, y se había aferrado a una familia que nunca sería mía.

Esa noche me emborraché mientras Normani sobaba mi espalda y Ally me daba ánimos. Les conté todo. Les dije que me encantaba una mujer con una vida hecha, una vida de la cual yo no podía ser parte. Ellas se sorprendieron ante mis declaraciones porque nadie me consideraba una chica enamoradiza. Nunca alguna mujer me había puesto así, ni siquiera la única chica con la que salí, y eso apenas había durado unos meses.

Ninguna fue capaz de explicarme lo que tanto miedo me producía oír. Ally quiso decirlo pero le advertí que no lo dijera en voz alta, porque una vez dicho, me encontraría en problemas mucho más graves que los que me atormentaban por aquel momento. Ella se quedó callada, pero ya era tarde, Normani lo había soltado haciendo una pregunta en voz baja.

—No te has enamorado de ella, ¿o sí?

Cerré los ojos esperando que mi corazón volviera a golpear mi pecho. Sin embargo, la reacción fue la opuesta, se calmó. Suspiré como si expulsara una especie de carga o tensión que se apoderaba de mí desde que Lauren se me metió en la cabeza.

—Podría sólo ser un crush temporal ¿No? —continuó Ally.

Todas sabíamos la verdad, quizás aquello no era amor, pero en el sentido más puro posible, se estaba asemejando a un enamoramiento demasiado intenso como para seguir ignorándolo.

Cerré mis ojos e intenté encontrar algo que me disgustara de ella o de sus hijos. Tendría que desagradarme una mujer con una vida tan agitada y con dos niños que venían incluidos en el paquete. Pero eso no me molestaba, al contrario, me atraía muchísimo más. No podía osar encontrar algún defecto en Lauren, eso sería cómo buscar una aguja en un pajar.

—Hay algo que no les conté aun.

—Por favor dinos que no la besaste —Pidió Ally.

—Ahora soy la niñera de sus hijos.

Ally se tapó la boca con las manos y Normani frunció el ceño. Creí que las estaba decepcionando y otra vez me sentí como una niña de quince años que lloraba en la soledad de su habitación a medianoche.

—No me estas decepcionando, si eso es lo que te perturba —murmuró Ally pensativa.

—Eso ya lo hiciste cuando te conocimos —continuó Normani para relajar el ambiente y sonreí con melancolía.

—¿Creen que soy masoquista? Tal vez mientras más pase el tiempo, esto que siento se esfumará.

—Hay sentimientos que no se pueden reprimir, mírame a mí —Sonreí observando el anillo de compromiso de Ally.

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⏰ Última actualización: May 26, 2016 ⏰

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Beyond Infatuation ; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora