02. High School

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Ningún ser habitante de este mundo podría describir la sonrisa que se formó en aquellos labios de la persona sentada a su lado. Taehyung no podía con la felicidad que invadía su cuerpo, se sentía feliz porque había conseguido que aquella persona callada y reservada le contestara, y para mejorar la situación, le había dicho su nombre.

- Jungkook, ¿eh? - Meditó un poco. - ¿Lo ves? No te costaba nada el hablarme. - Rió bajo.

Aquellas palabras hicieron sonrojar al menor, aquel chico encantador había pronunciado su nombre y admite que sonó tan reconfortante escucharlo. Se le escapó una pequeña y muy diminuta sonrisa. Taehyung la notó.

- Oh, ¡entonces igual sonríes! - Apuntó con su dedo indíce aquella boca en donde ya se estaba formando una risa calmada.

Los pequeños dientes de Jungkook se asomaban poco a poco por sus labios y al chico encantador le parecieron demasiado adorables, como si fuera un pequeño...

- ¡Conejito! - Gritó sin intenciones de hacerlo el mayor, en lo que seguía apuntando el rostro del chico.

Diferentes rostros voltearon su mirada hacía donde estos se encontraban, en el lugar especial de Jungkook, pues al escuchar tremendo grito les llamó la atención y a algunos que otros los espantó.

Taehyung se tapó la boca con ambas manos, su rostro se empezaba a tornar de un rojo vivo y Jungkook no pudo evitar volverse a esconder detrás de su libro, temblando en el acto. Finalmente los demás ignoraron a los chicos y continuaron con sus cosas.

- No, no. Lo siento, no era mi intención gritar. - Repetía Taehyung de igual manera avergonzado. - Por favor, no te ocultes. - Estaba estirando sus brazos hacía el chico y sus manos fueron bajando el libro que sostenía el otro lentamente.

- Lo lamento, es solo que tus dientes son como los de un pequeño conejo. - Seguía hablando en lo que retiraba "La Bella y La Bestia" del rostro del menor, por fin podía ir divisando sus ojos aceitunas. - Me dio ternura.

Sus miradas se encontraron.

Por unos momentos Jungkook sintió escalofríos, los cuales recorrieron su cuerpo y alma, haciéndolo sentir fuera de órbita. El mayor le había dicho que le parecía una ternura y sorprendentemente el no se sintió ofendido, hasta eso se podría decir que se sintió avergonzado y un poco extraño por dentro.

Se percató de que seguía en la Tierra y regresó a sus sentidos después de unos segundos. Bajó el libro y lo colocó a su lado, en la banca.

- Descuida. - Le dedicó una pequeña sonrisa.

Iban progresando, y Taehyung se sentía cada vez más feliz.

- ¿De dónde eres? - Se atrevió a preguntar Jungkook.

- ¿Eh?

"Rayos", pensó el menor. No tenía la intención de contarle al chico encantador que el podía reconocer a todas y cada una de las personas que visitaban el metro por las mañanas.

- Oh, ¿lo dices porque soy nuevo por aquí?

- Ah, sí... - Se alivió un poco pues Taehyung no había sospechado nada.

- Oh, eso. Mi madre consiguió empleo aquí en Seoul, no tuve más opción que mudarme.

- Ah, ahora tiene sentido. - Dijo Jungkook para sí mismo, pero no se había percatado de que no solo lo pensó en sus adentros si no que lo dijo en voz alta. Regresó su mirada hacía donde se encontraban las vías del metro.

- ¿Qué tiene sentido? - Preguntó un poco confuso el mayor.

El menor abrió los ojos como platos, volteó a ver de reojo a su lado y se encontró con una mirada de confusión por parte del castaño.

Strangers. [vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora