Earth

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A veces me sentía como un satélite, dando vueltas a tu alrededor, me tenías atrapado, oh y no sabes cuanto, me había enamorado de ti.

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Allí estábamos, sentados en mi pequeña casa del árbol, aún me pregunto como pudo resistir a dos personas allí, supongo que el destino quiso que estuviéramos juntos.

—¿Hoy no me preguntarás sobre ningún planeta?–Cuestioné mientras observaba los mapas de constelaciones que había a mis pies.

—La tierra.–Pronunció ella.—No tiene nada de especial, somos solo nosotros, supongo que nosotros, los humanos, la hacemos especial.

—Gente como tú la hace especial.–Dije casi en un susurro.

Ella me miró y me ofreció mirar por su telescopio, casi se me sale el corazón de la emoción.

Podría parecer una bobada pero ese pequeño detalle significó mucho para mi.

—¿Qué ves?–Me preguntó ella cuando acerqué mi ojo al aparato.

—¿Nada? No veo nada.–Dije confundido, solo vi el cielo, vacío.

Ella negó con la cabeza.—Hay mucho más que eso.–Con un hábil movimiento dio vueltas a una pequeña rueda que se encontraba al lado del telescopio.—Mira de nuevo.

Me acerqué y me sorprendí de lo que vi, una estrella, brillante, reluciente, hermosa, no pude evitar compararla con ella.

—Es preciosa.–Dije cuando me aparté.

—Se llama Alioth, es la estrella más brillante de la Osa Mayor.–Me informó mientras apuntaba algo en su libreta.

—¿Donde aprendiste tantas cosas?–Me atreví a preguntar.

—Me las enseñó mi padre.–Contestó lentamente, su mirada se oscureció y no volvió a decir nada en el resto de la noche.

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