Prólogo

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Usualmente, mi madre tiene la costumbre de llamarme cuando hago algo importante, ya sea mientras como, cuando me baño, cuando trabajo, etc. Tiene la bendita suerte de interrumpirme justo cuando empiezo, o cuando estoy a mitad de ello, pero no me quejo, al contrario, me acostumbré.

Así que, es por eso que antes de introducirme a la tina, tomo el teléfono y lo dejo a un lado de ésta, para poder contestar en caso de que suene. Y justamente suena mientras me hago bolita y dejo que el agua caiga a mi espalda y parte superior de mi cabeza.

"Adalia, hija, quería hablarte sobre la mudanza."

¿Mudanza? ¿Qué mudanza?

"Tu padrastro y yo nos estamos divorciando, por lo que decidí mudarme. Sólo que no puedo llevarme tus cosas en el camión, y Norman no me permite llevarmelas en otro. Más bien, no quiere. No sé si gustas que hable yo con él..."

Salgo de la bañera tan pronto cómo puedo y contesto el teléfono.

-No te preocupes mamá. Yo iré por ellas.

La única verdad a decir es que este hombre me trae vuelta loca, Dios perdoname por esto.

Baby Doll // N. Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora