Baby Doll // N. Reedus.

Trois❀

Trato de encontrar a Norman por cualquier parte de la casa, pero solo logró encontrarlo en las fotos que aparece solo, sin mi madre y/o yo. Ha cambiado desde la última vez que lo vi, cuando todavía era joven y guapo. Su cabello no se encontraba tan largo, ni sus músculos tan grandes. Llegué a verlo en esa serie en la que participaba, pero después de su personaje haber sido asesinado, obviamente dejó de participar, & comenzó a dedicarse a mi mamá un poco más que antes...

Creo que eso era bueno, excelente por decir mejor. Hoy en día no muchos hombres le dedicaban el tiempo a su esposa, y mi madre era una persona que de vez en cuando lo necesitaba. Por lo que ¿Ella se habría cansado de eso? Me es imposible de aceptarlo. Me llamaba cada cierta vez del mes en las que me platicaba sus planes con mi padrastro tan soñadoramente, que hasta en veces era inevitable sentir celos, y eso era algo muy malo. Me hacia querer imitar sus acciones con Sebastian.

Hablando de Sebastian, no lo he contactado, y la razón de que mi celular sonará millones de veces anoche fue por él. El pobre debió estar muy preocupado, pero también sabe que no me gusta que me sofoquen con mensajes y llamadas constantes. Probablemente terminando este asunto lo llamé para cenar con él.

Esta búsqueda por Norman ya parece ser el siguiente edición de Nancy Drew, sólo que con mi nombre en la portada en vez del suyo. Me canso de buscar por la planta baja, por lo que subo las escaleras hacías las habitaciones del segundo piso. Al contrario de el piso de abajo, el segundo piso se encuentra más ordenado, y las fotos que antes recuerdo estaban ya no permanecen en su lugar. Cada puerta está cerrada y solo atino a entrar a la mía para llenarme de más melancolía.

Al encontrar la ahora habitación de Norman, esta se ve ordenada, y limpia, como si nadie habitara en ella.

-¿Norman? ¿Estás aquí?- Susurro, pero no hay respuesta más que ciertos sonidos provenientes del baño a los que decido ver de qué se tratan.

Pero al tratar de abrir la puerta, ésta se encuentra con seguro, y al acercar mi oído, puedo escuchar unos sollozos.

-¿Norman? Contesta por favor ¿Eres tú?

La puerta sigue sin abrirse, y se escuchan más fuertes, a lo que trató de abrirla.

-¡Norman, abre la puerta por favor! Soy Adalia.

Sigo zangoloteando la puerta pero es inútil abrirla de tal forma, por lo que trato de usar mi fuerza bruta. Al tratar de empujarla con mis hombros llego a caerme de bruces, y justo en frente de mi la puerta se abre.

Un hombre, debo decir muy apuesto, aparece detrás de ésta. Su pecho es esbelto y tiene una gran forma. Unas ciertas líneas llegan a ser notorias en su abdomen y los músculos de sus brazos parecen ser muy grandes, siquiera más que antes. Ciertamente no ha dejado de hacer ejercicio. Analizo un poco más lo que tengo en frente de mi y leo el nombre de "Norman" que se encuentra tatuado en su pecho izquierdo debido a su padre, y un pequeño demonio se asoma en el interior de su brazo derecho a la vez que lo coloca para sostenerse del marco de la puerta. Su cabello sigue siendo de color café, y largo, más largo del que recordaba. A pesar de haber terminado su personaje se negó a cortarlo, y debo aceptar que se ve tan atractivo, sobre todo con su mueca de confusión y sus ojos más azules que nunca.

¡Diablos! Mi padrastro es más guapo de lo que recordaba.

Siento el ardor formarse en mi rostro, y rápidamente bajo la mirada, borrando cada pensamiento que en ese momento pude haber pensado. Su voz me saca del mínimo trance y levanto mi rostro para verlo de nuevo sin levantarme.

-¿Adalia?-pregunta incrédulamente.

-Hola...-me cuestiono el cómo debo llamarle. De repente es como si fuera este extraño al que no veía desde hace siglo. Es el mismo extraño que me llevaba por un helado, y cuando mi madre se negaba, lograba ayudarme a convencerla a llegar un poco más tarde que el toque de queda. Es ese individuo al que extrañaba, y que ahora teniendo veintidós no sé cómo llamar por respeto, así que digo el que es más obvio. -Papá.