Capitulo 32 (Últimos capitulos)

4.6K 309 39
                                    

LEÓN

No podía respirar, cerré mis ojos mientras un tornado de lágrimas caían por mis rostro. Grité con todas mis fuerzas, mi voz se quebró pero seguí gritando, llamé a Corina por fuerza pero nada sucedió,todo seguía igual.

Comencé a respirar con dificultad, sentí las manos de Mario a cada lado de mi rostro intentado que escuchara, pero solo escuchaba un zumbido, abrí mis ojos al escuchar a Mario llamarme desesperado.

-Tengo...- no deje terminar a Mario.

-Por Dios, Mario...- mi voz ronca salió desesperada, parpadee sintiendo el escozor en mis ojos- Ella no, por favor, Mario.- supliqué cogiendo las muñecas de Mario que aun estaban a cada lado de mi rostro.

-León, escúchame, hay más.- dijo Mario con los ojos rojos. Miré en su dirección pensando en Corina- Cuando llego aquí no tenia pulso, pero la reanimaron, su sangre era compatible con la de Astrid, así que se hizo una transfusión de sangre...- mientras más me contaba menos entendía.

-¿Corina...Corina esta viva?- intente controlar de nuevo las lágrimas, pero fracase nuevamente.

-Si, León, Corina esta viva.- sonrió entre lágrimas. Ante esa afirmación lloré aun más.

-Oh, Dios mio.- cerré mis ojos, mi cuerpo temblaba por culpa del llanto- Quiero verla,¿dónde esta?- necesitaba comprobarla con mis propios ojos.

-León...ella....tragó saliva- Ella esta en coma desde aquel momento.- dijo mirándome con tristeza.

-¿Qué esta en...en coma?- Mario aparto sus manos de mi.

-En realidad es un coma inducido.

-¿Qué es eso?- mi cabeza empezaba a dolor, intente tragar saliva pero por culpa del nudo en mi garganta fue inútil.

-Corina estaba sufriendo, el dolor que soportaba su cuerpo era demasiado y no tenía suficiente fuerza para despertar, así que la han llevado al coma.

-Quiero verla.- intente levantarme, pero no tenía fuerzas suficientes.

-No puedes levantarte, León, tienes que recuperarte.- dijo echándome de nuevo hacia atrás sobre el colchón.

-Voy a ver a Corina con o sin tu ayuda.- molesto miré a mi hermano, Mario me miro impasible durante unos segundos, suspiro ruidosamente.

-Espera aquí, voy a traer alguna silla de ruedas.- dijo resignado mientras salia de la habitación.

* * *

Mario iba pasando por los pasillos mientras tiraba de mi silla, mis nervios iban creciendo a cada paso.

-Es aquí.- dijo Mario, parándose en una de las habitaciones.

-Quiero entrar solo.- dije mirando la puerta cerrada.

-Como quieras.- dijo dando un paso atrás.

Me levante despacio de la silla, cogí la manilla, respire hondo y la abrí lentamente, entré a la habitación cerrando la puerta silenciosamente detrás de mi.

Encare a Corina, mi respiración se atasco en mi garganta. Me acerqué a la cama, sin dejar de observar como se veía en medio de aquella cama demasiado grande para su pequeño cuerpo. Como sus brazos estaban estirados y sus venas se marcaban demasiado. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que su sonrojo ya no estaba, sino que lo pintaba una palidez que nunca vi en ella.

Deseaba que abriera sus ojos verdosos y se burlara de mi, como siempre hacía.

Me acomodé en un sillón, cercano a la cama de Corina, cogí su mano, que estaba demasiado helada, la acerqué a mi para calentarla.

-Ha sido mi culpa, piccola.- el sonido de la maquina respiratoria me respondió- Lo siento tanto.- cerré mis ojos, volví a abrirlos a los pocos segundos- Te amo, Corina.- besé sus nudillos pálidos y helados.

No puedo vivir sin ella-pensé mirando sus ojos cerrados.

* * *

La puerta se abrió, seguí mirando el cuerpo inmóvil de Corina, no se cuanto tiempo estuve aquí pero seguía sin ningún cambio.

-Deberías descansar.- la voz de mi padre llenó el silencio de la habitación.

-No me moveré de aquí hasta que Corina despierte.- apreté mi mandíbula.

-Me quedaré aquí mientras tu vas a...

-¡NO ME MOVERÉ DE AQUÍ!- grité con todas mis fuerzas mirando a mi padre.

-Como quieras.- dijo mi padre suavemente, se acercó a mi lado- Se recuperara, es fuerte.- apretó mi hombro.

-Y terca.- lágrimas comenzaron a llenar nuevamente mis ojos.

-Claro que si, muchacho.- me palmeo la espalda.

-Quiero estar sola.- le dije a mi padre, no quería que viera como me desgarraba, salió sin decir palabra- Vamos, Corina.- apoyé mi frente en su brazo- Te necesito.- apenas fue un susurro mientras una lágrima mojaba su piel pálida.

Aún queda un poco de esperanza, pero ¿será capaz Corina de despertar? ¿Qué hará León si no lo consigue?

No os perdáis el final de nuestra historia!!

NOTA: Esta en marcha una segunda parte, y os adelantaré algo, los protagonistas no serán León y Corina, solo puedo decir eso!! Os informare dentro de muy poco sobre esta segunda parte.

COMENTAR (Estoy deseando saber que les pareció el capítulo y que piensan sobre la segunda parte.)

VOTAR

COMPARTIR LA HISTORIA

MIL GRACIAS Y MILLONES DE BESOS!!!

Una bala por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora