EXTRA 3

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LEÓN

Estábamos en el convite de la boda, habíamos terminado de comer,Corina estaba conversando con Astrid, miré de nuevo su vestido,estaba preciosa.

Miré el anillo de mi mano, no podía creer que ahora era un hombre casado.

-Creo que lo haré ahora.- me sobresalto la voz de Mario.

-Suerte, fratello.- dije levantándome de la silla y yendo hacia Corina.

-¿Cómo se encuentra, señora Pacchiani?- dije envolviendo mis brazos alrededor de Corina.

-Señor Pacchiani, tiene que soltarme, ahora soy una mujer casada.- dijo riendo al notar como acercaba mis caderas a las suyas.

-Hombre con suerte.- dije dándole un beso húmedo en su cuello.

-Soy yo la afortunada.- dijo levantando más su cuello.

-Va a hacerlo ya.- dije susurrando para que Astrid no nos escuchara.

-¿Ahora?- dijo mirándome con ojos brillantes, asentí y ambos miramos el escenario esperando a Mario.

ASTRID

La boda de Corina y León fue espectacular, estaba en la pista de baile intentando encontrar a Mario, hacia rato que se perdió por algún lado.

-Hola a todos.- escuche la voz de Mario a través de los altavoces, miré hacia el escenario y ahí estaba.

-¿Qué hace?- susurré para mi misma.

-Lo primero es felicitar a mi hermano y a Corina.- visualizo a Corina junto con León- Corina desde que llegaste a nuestras vidas has sido parte de esta familia, te considero como una hermana y os deseo toda la felicidad del mundo.- respiro un par de veces antes de seguir- León...- negó con la cabeza- Maldito bastardo, al final te casaste.- todos comenzamos a reír- Podría contar todas nuestras aventuras, todas nuestras noches en el club mientras observabas a Corina, todas las veces que me despertabas porque solo podías pensar en ella...

-¡MARIO!- gritó León advirtiendo mientras se reía.

-Lo que quiero decir, es que... me alegró que al final encontraras a la única mujer que te hace cara y pelea contigo. Espero que tu vida este lleno de niños malcriados y contestones como lo eres tú.- dijo Mario riendo- Por Corina y León.- dijo levantando su copa y bebiendo un trago al champán.

Todo en la sala bebimos de nuestras copas.

-Quiero...- Mario tosió nervioso antes de seguir- Quiero pedir unos pocos minutos más con el micrófono.- hizo una pausa antes de continuar- Astrid...- miré desconcertada a Mario, el desvió su mirada hasta mí- Mi vida es un desastre, tu misma has vivido parte de ese desastre... Cuando Corina estuvo ingresada, recordé una frase que me dijiste hace mucho...¿Qué hubiera pasado si hubieras sido tu?¿Y si la siguiente vez, eres tú?- dijo recordando el pasado- Desde ese momento aprecio más los momentos que pasamos juntos, y desde ese día tengo esto...- dijo sacando de su bolsillo una caja pequeña negra- Astrid, ¿puedes venir al escenario?

Fui a paso lento hasta el escenario, Mario me ayudo a subir las escaleras.

-Mario, ¿qué haces?- tragué nerviosa saliva.

-Astrid... te amo, no puedo decir que nuestra vida será al fácil y que pelearemos como solo tu y yo sabemos, pero también nos reconciliaremos y pasaré junto a ti los mejores momentos de mi vida, por eso quiero preguntarte algo.- Mario hizo una pausa antes de hincar rodilla- ¿Quieres ser mi esposa?- abrió la cajita, dentro había un anillo parecido al de Corina. Mis ojos se nublaron.

-Mario, yo...- tragué saliva- Claro que quiero.-dije llorando, Mario puso el anillo en mi dedo, se levanto y me estrecho en sus brazos, rodee el cuello de Mario con mis brazos- ESTAS LOCO.- lloré y reí a la ves al escuchar los aplausos y llantos de la gente.

-¿Ves lo que me haces hacer?- dijo Mario besándome apasionadamente.

LEÓN

Estreche a Corina en mi costado, no había parado de llorar desde que vio a Astrid subida en el escenario.

Corina fue la persona que más aplaudió de la sala.

-¿Nos vamos ya?- dije besando sus labios.

-Si.- dijo Corina mientras tiraba de mi labio inferior entre sus dientes.

-CORINA.- gritó Astrid detrás de nosotros, vimos como Mario iba detrás de ella riendo.

-ASTRID.- gritó Corina mientras la abrazaba, ambas rieron y lloraron.

-Mujeres.- murmuramos Mario y yo a la vez, todos comenzamos a reírnos.

Nos despedimos de todos en la fiesta, Corina y yo fuimos directos al aeropuerto donde nos esperaba nuestro avión privado.

Ya es hora de disfrutar de nuestra luna de miel.

Una bala por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora