Capitulo 30 (Últimos capitulos)

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LEÓN

Aparqué mi coche, se me había echo un poco tarde, pero los negocios eran los negocios.

Caminé hasta la entrada del club, cuando dos hombres me cogieron delos brazos, intenté zafarme de su agarre pero era imposible.

-Por fin volvemos a vernos.- levante mi vista en el momento que reconocí la voz.

-Zafir.- escupí su nombre con asco.

-León.- se burlo el desgraciado- Bonito local que tienes.- dijo riendo mientras se daba una vuelta sobre si mismo.

-¿Qué haces aquí?- le dijo con rabia.

-Cobrarme una deuda.- dijo dándome un puñetazo en la mandíbula- Buenas camareras tienes en tu club, chico.- me dijo al oído, miré la barra donde Corina estaba siendo apuntada en la cabeza por un hombre de Zafir.

-Ella no tiene nada que ver en todo esto.- dije mirando a Corina.

-Tu padre me quitó a lo que más quería, es justo que yo le quite a su hijo lo que más quiere.- dijo sonriendo de una manera escalofriante.

-Como la toques...- dije dando un paso en su dirección, pero los hombres de Zafir me sujetaron con más fuerza.

-¿Qué harás?- se burlo dirigiéndose a Corina, cogió la cara de Corina y la miró a los ojos.

-¡MALDITA SEA DÉJALA!- grité con todas mis fuerzas. Zafir le dio una cachetada en su mejilla con todas sus fuerzas, Corina se derrumbó en el suelo por el golpe- MALDITO CABRÓN.- luche con todas mis fuerzas para poder liberarme pero fue en vano, rugí de pura frustración. 

-Será mía, León, y no podrás hacer nada para impedirlo.- rió mientras le daba una patada en el estómago a Corina.

-CABRÓN- mi respiración se agitaba mientras mi visión se nublaba de impotencia e ira- Te mataré, juro por Dios, que te mataré.

-No si te mató yo antes.- dijo apuntando su arma en mi dirección.

La puerta trasera se abrió de repente, mi padre cargaba su arma mientras más hombres entraban, Zafir comenzó a disparar, los hombres de Zafir que estaban ocultos en el local aparecieron.

Los hombres que me sostenían me soltaron dejándome solo. Cogí mi arma, detrás de mi espalda, y empecé a disparar, Corina se acurrucó debajo de la barra, Mario apareció también con un ojo negro, y cogiendo por el brazo a Astrid, Mario dejo junto a Corina a Astrid y comenzó a disparar.

Miré hacia atrás y más hombres de Zafir entraban en el club.Recargué nuevamente mi arma, apunté la cabeza de uno de esos cabrones y la volé.

-HIJO DE PUTA.- me giré al escuchar a Mario cerca de mi. Estaba golpeando en el suelo a un hombre.

Observé a mi padre pelear con otro hombre, busqué a Zafir por el club mientras mataba a más de sus hombres.

Fui a la zona VIP donde no había nadie, iba a salir cuando un pequeño ruido llamó mi atención, giré hacia el sonido y encontré a Zafir apuntándome con su arma.

-¿Crees que no me la voy a llevar?- dijo riendo- Esto solo lo ha echo más interesante.- apuntó su arma hacia el bullicio de gente.

-Tus hombres están cayendo... Has perdido Zafir.- me encogí de hombros.

-Abre perdido, pero tu... Tu vendrás conmigo.- Zafir levanto su arma en mi dirección.

Escuche el sonido alto y claro del disparo, cerré mis ojos con fuerza esperando el dolor insoportable de la bala, pero nada sucedió.Abrí mis ojos, miré a Zafir, tenía la boca abierta y sus ojos bien abiertos, miró hacia abajo donde un círculo rojo oscurecía su camiseta, calló de rodillas, terminando tirado en el suelo.

Miré hacía atrás y vi a Corina, entre sus manos una pistola temblorosa.

-No podía... yo no podía que él...que tú...-balbuceaba mirando el cuerpo sin vida de Zafir.

-Está bien, Corina.- intenté tranquilizarla- Baja el arma, piccola.- le dije tendiendo mi mano para que me la entregara. Corina me entregó el arma con manos temblorosas, la tiré bien lejos.

-Tuve que hacerlo, León...Yo tuve que...- su labio inferior tembló.

-Claro que si.- me acerqué a Corina despacio, me di cuenta que el bullicio ahora estaba silenciado- Toda ha terminado, Corina.- dije suavemente mientras le pasaba las manos por el pelo.

-¿Me lo prometes?- dijo asustada.

-Te lo prometo.- le dije besando su frente.

-No deberías prometer cosas que no puedes cumplir.- miré hacia atrás y Zafir, aún en el suelo, tenía su arma en las manos- Dulces sueños, León- apunté con mi arma a Zafir.

El sonido de las balas se cruzaron, mi bala alcanzó a Zafir en medio de la frente, un agudo dolor empezó en mis costillas, me doble,cayendo al suelo de rodillas.

-¡León!- se arrodillo delante de mi- ¡LEÓN! ¡SOCORRO!- Corina comenzó a llorar.

Caí de lado en el suelo, la sangré fluía por mi herida.

-Mierda.- tragué saliva, me quité mi camiseta con dificultad, la arrugué y la apreté contra la herida.

-¡QUE ALGUIEN LLAME A EMERGENCIAS!- Corina presiono su mano en la camiseta, para intentar que disminuyera el sangrado.

PUTA MIERDA-pensé cuando el dolor comenzaba a ser insoportable.

CORINA

Mi visión se nublaba por culpa de las lágrimas mientras hacia presión en la herida de León.

Boris entro corriendo, al ver la situación llamo a emergencias.

-¿Estás bien, León? ¿Cómo te encuentras?- dijo su padre asustado.

-Como si alguien acabara de dispararme.- bromeo León entrecortado.

-Estas en shock, pero estarás bien.- dijo Boris quitándose su camiseta y poniéndola encima de la herida. Mi visión se nubló de nuevo.

Malditas lágrimas.-pensé parpadeando lentamente.

-Te pondrás bien.- intenté mantener la calma, aunque era imposible.

-Por fin vamos a vivir juntos, una jodida bala no me quitará eso.- dijo con una sonrisa temblorosa.

-Corina.- escuché la voz de Boris asustada, observe que Boris miraba mi camiseta con los ojos muy abiertos, baje la mirada y una mancha roja estaba por mi camiseta. Cogí mi camisa y la levanté para ver como la sangre brotaba de un pequeño agujero en la parte baja de mi pecho.

Mi visión nublada no era por las lágrimas era por la sangre perdida, un dolor atravesó mi cuerpo, caí al lado de León,soltando la presión en su herida.

-Corina- escuche asustado a León- Cori...Corina, mírame.- miré los ojos amarillentos de León- Ya vienen, piccola. Están cerca, quédate conmigo.- noté como alguien presionaba mi herida.

Sentí en mi mejilla el frió suelo, cerré mis ojos al sentir lo a gusto que se estaba.

-CORINA, MÍRAME.- ordenó León cogiendo mi mano y apretándola. Abrí mis ojos despacio, el movimiento costaba demasiado.

-Te...amo.- dijo con las pocas fuerzas que me quedaban.

Una lágrima se escapó de mi, rozando mi mejilla, acariciando mi sien y perdiéndose entre la sangre de León y mía. Noté con León se arrastraba junto a mi y entrelazaba mis dedos con los suyos.

-¿Corina?- frunció el ceño- ¡CORINA!- escuche su grito débil.

Intente hablar, tranquilizarle, decirle que todo saldría bien, pero no pude ni pestañear. Pude ver el pánico en sus ojos ámbar al ver que la vida se deslizaba sin poder evitarlo.

 Mi visión se oscureció, solo podía sentir los leves pellizcos en mis brazos y piernas,el llanto a mi alrededor y lo último que escuche fue el grito desesperado de León para que despertara.  

Una bala por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora