✖Dark Cross High✖

Pasado, pisado!

Sus manos se apoyaron sobre la arrugada y oscura corteza del árbol. Cerró los ojos mientras las frías gotas de la lluvia le envolvían.
-Señor Evans! -le sobresaltó Mario portando consigo un paraguas -Vuelva dentro! Su abuela le está buscando!
-Ahora no... -se arrodilló ante el árbol y recitó palabras que Mario no pudo entender, sus manos emitieron un dulce brillo y de repente un gran soplo...
-Que ha pasado? -dijo Mario cerrando el paraguas -Ha echo que la lluvia cese... -sorprendido.
-Mario mantente en silencio... -su mano acarició de nuevo el árbol en forma de agradecimiento.
Hundió las manos en la tierra mojada y las ramas del árbol empezaron a moverse suavemente.
-Vuelva a casa Señor... Su abuela se... -el dedo sucio y húmedo de Therry lo hizo callar.
Extendió los brazos formando una cruz con su cuerpo. Sus pies se separaron del suelo y su cabello flotaba con delicadeza en el aire.
-Señor Evans... -susurró Mario con la boca abierta.
-Esto no es todo -dijo Therry abriendo sus ojos y mirando a su mayordomo -Extiende un brazo y quedate quieto...
Mario obedeció y cerró los ojos con fuerza, se temía lo peor. Therry volvió a cerrar los ojos aun elevándose en el cielo y de repente se dejó caer de espalda. Su corazón palpitaba velozmente y de sus ojos se escaparon dos lágrimas. Therry pareció parpadear y volverse un cuervo. Se posó sobre el brazo de Mario soltando un graznido.
-Es usted una caja de sorpresa Señor Evans... -ambos se dirigieron a la casona de la familia.
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Dalila se encontraba sentada en el gran sillón tapizado de rojo vino de su habitación.
-Te lo enseñaré pero no debes decírselo a nadie -dijo Therry mostrando las mejillas rosadas.
-Anda sacalo ya! -dijo ella con mirada lujuriosa a la vez que enseñaba los colmillos en una sonrisa.
-No te rías! Prométemelo! -a la vez que se ponía en pie -No bromeo Dalila!
-Venga no seas idiota! -ella muy impaciente enderezó su postura para ver con más detalle a Therry.
El brujo rebuscó entre sus libros de clase y sacó otro de aspecto algo antiguo. Sus tapas eran negras y en la portada aparecía un escudo. Dalila intentó hojearlo pero al abrirlo se vio sorprendida por sus paginas blancas.
-Que mierda es ésta?! -Therry se sintió ofendido ante las palabras que utilizó su amiga para describir algo tan valioso para él.
-Es mi Libro de las Sombras, respetalo más bestia pelirroja!
-Joder perdón... -ella dio un toque en la nariz al otro -Va muestrame como funciona... -curiosa.
-Vale... -Therry abrió el libro, acariciando la portada y deseando ver su interior. Lo posó sobre el suelo y ambos monstruos se sentaron a su alrededor.
-Que vas a hacer? -Dalila miraba con detenimiento lo que hacia su amigo.
-Mostrarte los hechizos que aprendí hace siglos... -la tinta empezó a correr entre las paginas del libro y se iban dibujando símbolos y escribiendo conjuros antiguos. Las letras brillaban a la vez que sus páginas se pasaban para reescribirse -Sientes la magia?
-Menuda pasada! -la vampiresa alucinaba ante tal espectáculo.
-Espera a ver lo que puedo hacer... -sonreía misterioso.
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Viviana recogió su larga cabellera blanca con una simple cinta negra. Su cuerpo cansado estaba cubierto por un vestido de color morado, era un tono apagado.
-Que diablos hacías fuera?! -dijo de espaldas a Therry mientras vertía unas gotas de su sangre en un bol -Sabes que no quiero que hagas magia solo -sonrió -Mi pequeño y oscuro cuervo... -se dio la vuelta.
-Señora yo intenté... -ella cerró los ojos y Mario se cayó.
-Vamos vuelve a ser tu -acarició la parte inferior del pico que Therry poseía y éste cerró los ojillos.
Voló sobre ellos dejando escapar una plumita. Emitió un leve graznido y de nuevo parpadeo, cayendo desnudo y envuelto de oscuras plumas negras.
-Mario ve a darle ropa sus padres están apunto de llegar -acarició la mejilla de su nieto.
Mario se quitó la chaqueta y tapó el cuerpo desnudo con apariencia de 14 años de Therry.
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-Echas de menos a tu familia?
-Dalila ya sabes lo que hice... -dijo Therry cerrando con fuerza su Libro de las Sombras -No me gusta pensar en mi pasado....
-Crees que alguno...? -en su mirada se veía preocupación, y acarició la espalda del brujo.
-Estarán en el mismísimo infierno! -con desprecio hacia si mismo, apartó una lágrima que le ardía en la mejilla.