Son solo juegos de niños?

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La Sra Green empezó a rebuscar artilugios, potes, hierbas aromáticas y aceites entre los muebles y estanterías de la cocina.
-Necesita ayuda? -Therry tenia su Libro de las Sombras sobre la mesa. En un pequeño cuenco juntó algunas de las hierbas que vio y un chorrito de esencia de manzanilla -Me encantaba aprender conjuros con mi abuela... -sonrió con nostalgia.
-Jovencito, tienes buena mano en esto -mostró una dulce sonrisa, con sus ojitos pequeños y su cálido rostro -Es un buen ungüento de sanación... -aspiró el aroma a magia que desprendía el cuenco -Therry eres consciente del poder que tienes?
-Es peligroso... Lo soy -respondió el brujo observando las pequeñas alas que poseía la Sra Green a sus espaldas -No me gusta hablar de mis poderes...
-Deja el pasado atrás, vive con intensidad el presente y espera con paciencia lo que te depara el futuro... -dijo la anciana, revoloteando junto a él.
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El lago de Rosewood mostraba el intenso color rojo de sus cielos en su agua de espejo. Los pétalos del rosal flotaban hasta dejarse caer en el líquido reflectante y su fragancia inundaba el aire.
Byron lanzó una piedra al agua, haciéndola saltar. Su miraba estaba llena de dudas.
-Therry -se le escapó de la boca a la vez que acariciaba la superficie áspera de otra piedra, la encerró en el puño y la lanzó con rabia al lago.
Cerró los ojos y se levantó, sacudiendo su ropa. Al darse la vuelta lo vio.
-Therry... -repitió -Llevas mucho aquí? -tenia miedo a ser juzgado.
-Señor Byron, no se preocupe, no he visto nada -mintió. Le ofreció una gran rosa roja, llena de rocío.
-Es para mi? -la tuvo en las manos. Su mirada se oscureció casi triste. Agarró un par de piedras y le mostró una al brujo que sonreía mirándolo -Juegas?
-No podrá ganarme! -lanzó su piedra -Toma! Seis saltos!
-Superame! -lanzó el ahora, mientras sonreía.
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Sus manos acariciaban cada fibra de su piel. Enredando sus labios y sus cuerpos. Miradas lascivas. Besos.
-Dalila -lamió su cuello haciendo vibrar el cuerpo de la vampiresa una vez más al oir su voz -Quiero más...
-Encantada -dijo la pelirroja, hundiendo sus manos en la melena de colores marinos de Elsa.
Desató el sujetador de Dalila, dejando sus pechos sobre su vientre. Elsa se deshizo de su camiseta y también mostró sus encantos ahora encima de la otra.
-Déjame ver que puedo hacer contigo... -jugueteó con sus dedos por la piel de marfil de la vampiresa.
Besó sus piernas, mordió sus muslos, olió su pubis y arrancó las bragas de Dalila. Hundió el rostro en su vagina, acariciando ahora sus labios. Coló su lengua en el interior a la vez que un par de dedos.
-E-Elsaa!! -gimió la otra, arañando las sábanas y retorciendo su cuerpo.
Dalila se apartó, clavando sus afilados colmillos en los exuberantes pechos de la sirena. La sangre corrió hasta sus muslos y la vampiresa siguió el líquido carmesí con la lengua mientras Elsa acariciaba su espalda.
-Mi turno... -hincó de nuevo sus dientes en la cintura de la otra, que estremecía su cuerpo ante el contacto -Te gusta jugar?
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El humo rodeaba su cuerpo desnudo. Sacó sus piernas de la espuma, apoyándolas en la pared del baño. Hundió un poco más sus hombros en la bañera y finalmente apagó el cigarro en su lengua.
-Quien me mandaría matar a esa guarra... -Aria tiró la colilla al suelo y metió la cabeza dentro para olvidar.

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⏰ Última actualización: May 10, 2016 ⏰

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