Deseo y perdición

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Aria paseaba por los campos de rosas en busca de una solución. Ella creía que su vida era perfecta y que todo se arreglaba con un cigarro.
-Menuda mierda... -dio una patada al escalón de madera del porche.
Las risas de los demás en el interior le revolvían por dentro. Byron había llegado a la caseta y aun la miraba con decepción.
Se dejó caer sobre el porche, apoyando su espalda con una columna también de madera, y cruzó las piernas.
-La vida da muchas vueltas -Elsa se dejó ver a través de la ventana.
-Tía esto no es cosa tuya... Ni si quiera se que haces aquí -no se atrevió a mirarla a los ojos.
-Estoy aquí por Dalila... Por vosotros -Aria sonrió con ironía y malicia -...Por ti -acabó diciendo la sirena, cosa que sorprendió a la súcubo y borró aquella risa del rostro.
-No somos amigas -frunció el ceño y la miró desafiante.
-Aria... Acepta la ayuda... -su sonrisa era complaciente.
-Que quieres decir? -soltó la otra.
-Solo quiero decir que no estás sola... Por si no ha quedado claro... -volvió a emitir una sonrisa y se adentró de nuevo en la caseta dejando tras ella a Aria.
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Aquel sauce se retorcía sobre los chicos. Rosewood era precioso, sobretodo al amanecer donde sus colores rojizos y rosados brillaban con fuerza.
-Hoy os presentaré a la Sra Green, estoy seguro -empezó diciendo Byron -Que ella será de gran ayuda aquí, yo debo seguir en Dark Cross High... -miró a Therry y seguidamente sonrió, perdiéndose en su discurso -Lo lamento, no sé que estaba...
-La Sra Green -apuntó Dalila, ocultando una sonrisa ante la reacción juguetona del rector con su amigo.
-Cierto, sí -dio un toque al aire con el dedo índice -Gracias srta Di Stefano... La Sra Green es de gran confianza y dueña de la cabaña -sonrió -Os cuidará bien
Las criaturas disfrutaron de la mañana, la brisa, los colores...
Aria seguía sola, bebiendo café en el interior de la cocina.
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-Señor Byron -consiguió decir Dalila al fin, después de seguirle en silencio hasta el coche.
-Di Stefano... Ocurre algo? -el rector enseñó una sonrisa dulce a la vampiresa.
-Espero no ser impertinente y no es mi intención meterme en su vida y en sus asuntos -miró hacia Byron y enseguida apartó la mirada, nerviosa.
-Dalila... -reía él -Adónde quiere llegar? -levantó una ceja y enseñó su blanca dentadura.
-He visto como usted miraba a Therry antes... -Byron frunció el ceño -...Escuche, en sus ojos se ha encendido una chispa cuando le ha visto y su reacción...
-Dalila tenía usted razón, no se meta en mis asuntos, soy su rector no su amigo... -las palabras de Byron sonaron frías y distantes, cortantes ante el discurso de la vampiresa.
-No me mal interprete Señor... Es solo que... -apoyó su mano sobre el brazo del rector -Therry es un ser muy cambiante y usted lo sabe -Byron dio un paso atrás y se apoyó en el capó del coche, hundiendo el rostro en sus manos.
-Posee una dulzura y una lujuria... -dijo Byron, casi para si mismo.
-No sé que siente usted, pero sé que a Therry le encanta provocarle y que no quiere comprometerse con Drew...
-Dalila soy el rector... -susurró con resignación.
-No vale la pena que usted sienta algo por Therry y que él no lo sepa, no cree? -las palabras de la vampiresa flotaron alrededor de Byron, y seguidamente está se adentró de nuevo en el camino de tierra que conducía hasta la cabaña.

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