Prefacio

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Sólo habían pasado unos días, estaba esperando recargar todas las fuerzas que fueron gastadas el día de la batalla. Pues, aunque quisiera irme, Solace jamás me habría dejado.

¿Qué había pasado con él?
¿Su padre lo había perdonado?
¿Estaba a salvo?
¿Estaba ha sufriendo las consecuencias por ayudarme?

Y estas no eran ni la mitad de mis preguntas sobre Apolo, pero sí las más importantes. No habíamos tenido ninguna noticia sobresaliente del Olimpo que me orientará un poco, pero al menos tenía la pequeña esperanza de que las cosas comenzarán a marchar bien desde ahora.

Con un rostro lleno de cicatrices, y con un corazón machacado y remendado, no me quedaba más que conservar la esperanza.
Pero no se alarmen, no soy una suicida potencial, voy a estar bien, siempre lo he estado, aún cuando todo está en tu contra.

Percy, mi hermano menor, se ha marchado hace algunas horas hacia Long Island, para visitar a su madre. Me ha invitado también para que yo vea a mis padres pero he desechado la oferta, ¿cómo podría ser capaz de ver llorar a mi madre al verme así de molida en cuerpo y alma?
Y aún peor, ¿cómo podría ver a mi madre cuando mi propia hija adoptiva sigue aún en el Olimpo, al par de dioses todopoderosos que ni a sus propios hijos muestran piedad?

Esa era una de mis prioridades, recuperar a Karissa y patear todos los traseros que se interpusieran en el camino. Además, ese era mi estilo, cómo desepsionarlos.

Nico, mi hermano postizo, ha trasado la ruta más corta y segura al Olimpo, dentro de unos días, con o sin el permiso de Quiron, saldremos en una misión.

No iré sola, Nico y Will Solace siempre están conmigo. No es por demás decir que les confío mi vida.

Aunque estoy segura que nuevas cosas vienen, tanto buenas como malas, pero al fin y al cabo mientras tus amigos y familia estén contigo nada puede ir peor.

Multimedia: May y Percy.
A

quí la sinopsis de la segunda parte, muchachas.

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