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Cuando eres un semidiós es muy peligroso andar por ahí en el mundo mortal, el que esta fuera del campamento, pues hay un montón de monstruos esperando por bocadillos deliciosos, en este caso nosotros. Ahora estábamos en medio de una lucha con un drakon o dragón, un animal griego muy feroz que puede rostizarte en un segundo, o despedazarte, lo que haga primero.

Además, teníamos que ser extra cuidadosos, en el extremo del feo camino donde habíamos venido a parar había una pared de roca enroscada con espinas que no se veían muy lindas para ir a comprobar.

— ¡Tus flechas, Will! —le grite a Solace—. Distráelo con tus flechas para que Nico y yo podamos llegar.

Will asintió lanzando de su arco una flecha tras otra haciendo que el dragón se centrara en el haciendo que el dragón fuera hacia él, pero Will no retrocedió y permaneció firme mientras yo me lanzaba con la espada y le daba de lleno con la espada al ojo derecho del dragón.

Pero el dragón estaba descontrolado y a un segundo de arrollar a Will, no pude hacer más que gritar que se apartara, no era flash para correr y quitarlo del camino.

Por fortuna Nico era hijo de Hades y podría viajar por las sombras y así transportar a Will fuera del camino de súper camión-dragón arrollador de semidioses.

— ¿Eres idiota, Solace? ¿Por qué no te quitaste? —le reclamo Nico a Will.

—Necesitaba darle al segundo ojo o si no, no tuviera...

—Chicos... —dije interrumpiendo su pelea. Ellos miraron en mi dirección con mirada interrogante pero no fue necesario que les respondiera.

El dragón ciego se había ido a estampar contra la pared cubierta de espinas, pero eso no era lo que veíamos, era una madre, una madre dragón. Sus últimos sollozos habían llamado a su cría, un pequeño dragón del tamaño de un perro, de un color negro intenso y con unos grandes ojos, que se acercaba llamado por su madre pero era tan pequeño que aún no tenía buena visibilidad y se tallaba con cariño en mi pierna.

Sinceramente, mi corazón se fue hasta el sótano.

Habíamos matado a una madre dragón y dejado huérfano a un pequeño dragoncillo.

—Chicos... —balbucee.

Nico y Will tenían pena en sus ojos pero sabía tan bien como ellos que si no hubiéramos matado a la madre dragón, ella hubiera acabado con nosotros.

— ¿Qué haremos con el pequeño dragón? —pregunto Will con un poco de duda.

— ¿Qué más? Dejarlo aquí, si queremos llegar al Olimpo no podemos estar encontrando hogares para dragones —sentencio Nico pero lo reprendí con la mirada.

—Nico, no podemos hacer eso. Matamos a su madre, nosotros invadimos su territorio para pasar, no puedo abandonar así a la cría, además... —agregue mirando como la cría se echaba a mis pies—, se ve pacífico y tranquilo, tal vez puedo llevarla conmigo...

— ¡Genial! —dijo Will.

— ¡Ni hablar! —dijo Nico al mismo tiempo.

Ellos comenzaron a debatir sobre los pros y contras y unas tonterías más, Will intentaba convencer a Nico pero Nico, como su naturaleza dicta, era todo un niño cuando se encaprichaba.

Mientras, yo miraba al bebe dragón en mis pies, tome una manta de mi mochila y lo enrolle con ella. Me acerque a Nico y le enseñe al bebe dragón dormido en la manta,

—Si eres tan duro, toma al bebe dragón y rebana su cuello, se convertirá dentro de poco en un gran monstruo si lo dejamos solo —Nico me miro con ojos abiertos de par en par y rodo los ojos.

Madre De HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora