Especial de SanValentín

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Estaba realmente nervioso.

No sabía por qué. No éramos como desconocidos, éramos muy cercanos. Tal vez era el hecho de que no quería que nada, pero nada saliera mal. En este San Valentín todo iría perfecto, se lo merecía.

—Will, las rosas tienen que ser azules —regañé a mi pobre hijo que solo iba de aquí para allá arreglando las cosas de mi cita y la suya.

Él me miró con ojos entrecerrados como queriendo imitar la frase de esos programas: "Hágalo usted mismo", pero solo cerró los ojos y y recitó su mantra.

—Es para May, Will, es para May —dicho esto sonrió y continuó—. Bien, iré a la cabaña de Afrodita para que me digan cómo teñirlas.

Will solo salió por la puerta sin decir nada. Bueno, después recompensaría a Will por todo, además de Nico también pues es el que está distrayendo a May con "una situación sospechosa más allá del lago".

Tenía la mayor parte lista, solo faltaban detalles. Sería una hermosa velada a la luz de la luna (aunque preferiría el sol), mis hijos cantores entonarían una hermosa canción para May y yo la deleitaría con mi gran poesía. También, había preparado una cena deliciosa para nosotros dos, mientras Nico la hacía de niñera. Y lo mejor para el final. Con arduo esfuerzo y noches sin dormir, había logrado pintar un cuatro retrato de May y Karissa, digamos que tuve que hacer varios para que la habilidad viniera un poco a mis manos, pero había conseguido hacer uno más o menos decente (Ahora apreciaba mis poderes divinos, hubiese hecho una réplica exacta de May y Karissa a mármol con un chasquido de dedos).

Por fin, la hora esperada había llegado. May se dirigía lenta caminando con Nico mientras fruncía el ceño y Nico parecía dar un discurso elocuente, probablemente explicando por qué en el lugar raro no había nada raro.

Me acerque a ambos tratando de actuar casual.

—Hey, May —dije como saludo.

Ella giró su mirada a mí y sonrió.

—Sabes, he estado pensando, casualmente —aclaré—, que deberíamos ir a algún lado —dije mientras fingía limar las uñas en mi ropa—. No es nada en especial —le aseguré con rapidez eliminando toda sospecha.

No sé por qué pero Nico Di Angelo resopló casi en burla, debió ser mi imaginación.

—Claro —dijo May lentamente—. Nos vemos luego, Nico.

—Adiós —respondió secamente.

Nunca supe qué es lo que ella veía de simpático en él, ella o incluso Will.

—Entonces, casualmente, eh —dijo May con una sonrisa.

Por un momento temí que me hubiese descubierto pero con esa actuación era imposible.

—Eh, sí. Mira, vamos por allá, el sol comienza a ponerse y debe verse lindo —dije tomando su mano y jalándola hacia el lugar donde ella acostumbraba dar sus clases a los semidioses.

Pero el lugar era totalmente diferente a como normalmente se veía. Había una mesa en el centro, con dos sillas mirándose de frente y una deliciosa cena servida. Mientras había luces doradas adornando los arboles cercanos. Y por supuesto, las voces de Will, Kayla y Austin entonando "Stand by me" de Ben E. King

Cuando la noche ha llegado
Y la tierra está oscura
Y la luna es la única luz que veremos
No, yo no tendré miedo
No, yo no tendré miedo
Mientras tú estés, estés conmigo

Estuve al pendiente de cada reacción en el rostro de May. Ella se quedó un momento sin reacción y luego sonrió muy grande.

— ¿Quisiera esta dama ser mi san Valentín? —pregunte estirando mi mano hacia ella.

Ella asintió sonriendo y tomando mi mano.

—Esto es hermoso —repetía una y otra vez mientras la llevaba a mi improvisada pista de baile.

Las voces semidivinas seguían sonando acompañadas de un suave violín.

Y cariño, cariño, quédate conmigo
Oh, quédate conmigo
Oh, quédate, quédate conmigo,
quédate conmigo

Si el cielo que vemos arriba
Se derrumbara y cayera
O la montaña se desmoronase hacia el mar
No, yo no tendré miedo
No, yo no tendré miedo
Mientras tu estés, estés conmigo,
estés conmigo

Y cariño, cariño, quédate conmigo
Oh, quédate conmigo
Oh, quédate, quédate conmigo,
quédate conmigo

Cuando la canción paró, la miré.

—Espero que captaras el mensaje —dije medio sonriendo por los nervios.

—Ni siquiera tienes que pedirlo, mientras este pecho lata, siempre serás mi alma gemela —respondió—. Y tal vez, incluso después de que deje de hacerlo.

Les juro que no cabía en mi pequeño cuerpo mortal la felicidad. ¿Qué era este sentimiento que siempre se sentía cálido cuando la miraba?

—Aún hay más —le dije jalándola hacia mi cuadro artístico sello "Gran Apolo, teman mortales", esa es mi firma artística.

La guie hasta una esquina del lugar para mostrarle un objeto tapado con una manta.

Todos estaban intrigados por cómo luciría el cuadro, pues no se lo había mostrado a nadie, era sorpresa.

— ¿Lista? —pregunté con una mano en la tela que cubría mi gran obra.

Ella asintió con vigorosidad.

Conté hasta tres en mi mente y halé la tela. Por alguna razón sentí un poco extraño al hacerlo pero no le di importancia, hasta que miré el cuadro...

Este estaba un poco o un mucho difuminado, es decir, parecía como si alguien quisiera censurar los rostros preciosos de las dos mujeres de mi vida. Mi boca casi cae al suelo. ¡Mi cuadro! ¡Mi May! ¡Y mi Karissa!

Casi quise llorar, todas esas horas desperdiciadas. Y May no tenía regalo de san Valentín.

Giré a verla destrozado.

—Lo siento, May, soy una mala cita —me reproché—. No recordaba que debía dejarlo secar.

May colocó una mano en mi hombro.

— ¿Nunca habías pintado un cuadro? —preguntó.

—Bueno, sí. Pero podía chasquear mis dedos y este estaría listo para una exhibición en el Louvre en París —hice un puchero.

Ella puso una mano en su barbilla y miró el cuadro.

—Debiste tardar haciéndolo —razonó.

—Muchas horas —admití.

Después May hizo algo que me sorprendió, se echó a reír. Yo la miré extrañado, no creí que se burlara de mi cuadro, tal vez decepcionada pero nunca que se burlara.

—Eres un amor —dijo—. ¿Te digo algo? Me vale más este cuadro medio difuminado que todos los perfectos cuadros qué harías con tus poderes divinos, ¿quieres saber por qué?

Asentí en automático.

—Porque te esforzaste, por mí. Y eso hace que quiera comerte a besos —sonrió con tanta calidez que mi corazón casi se detiene.

Tomé sus mejillas y estampe un beso en su frente mientras la rodeaba con ambos brazos.

—Eres adorable —concluí.

Escuché un carraspeo.

—Bueno, nosotros nos vamos despejando —dijo Will—.Yo aún debo tener una cita con Nico.

Austin y Kayla se aclararon la garganta mientras escapaban con Will.

—Bueno, vamos a comer porque se enfriará la comida —dije llevando a May a la mesa.

Antes de comenzar con la comida May tomó mi mano.

—Gracias por amarme, Apolo. Voy a amarte más para recompensártelo —me dijo.

Le sonreí.

—Ya lo estás haciendo.

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Madre De HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora