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Una platinada caminaba desganada por los pasillos de aquella escuela. Su cabeza estaba agachada, su cabello cubriendole el rostro y se notaba deprimida. Arrastraba su mochila celeste sin importarle que se ensuciara o que la patiaran, le daba lo mismo.

Al llegar a su casillero. Suspiró levantando su cabeza enseñando tan solo uno de sus ojos azules, ojos que estaban un tanto rojos debido al llanto que había tenido durante estos dos días de falta. Sus labios de un rosa estaban entreabiertos, respiraba por ellos. Necesitaba desahogarse...

Abrió su casillero y se sorprendió. Un lobo blanco de peluche con una camisa azul del equipo de fútbol de la escuela con el número 8 era lo que estaba dentro. Lo tomó asombrada, al mirarlo fijamente se dió cuenta que en la parte de atrás de la camisa del peluche llevaba el nombre por 'The Guardian' en él. Y una nota era lo que el animalito tenía amarrado.

Fijó su mirada nuevamente al interior de su taquilla y tomó las demás cartas en manos antes de cerrar el mueble e irse a su salón.
Se sentó cerca del final, junto a la ventana y se puso a leer las cartas sin dejar de abrazar al peluche

Y cuando ya iba por la última...

'Hola, Snowflake

Ojalá te haya gustado el regalo. Espero poder haberte sacado una sonrisita almenos.

Ese lobo es como si fuera yo, si te sientes triste: abrázame.
Y cuentame tus problemas, porque tus problemas son mis problemas

Te quiere♡

The Guardian

Pd: ¿Te he dicho que te ves hermosa? Sinceramente me costó guardar el peluche en la taquilla sin que me vieras, pero lo logré 😎. No me busques, Snowflake'

Ella sonrió tiernamente.
Observó a su lobo que tenía abrazado y le dijo con una fingida voz de niña pequeña:

— ¿Por qué eres tan tierno? —Y le dió un beso en la cabeza del objeto para abrazarlo más fuerte.

El timbre sonó dando inicio a la primera clase del día. Los alumnos entraban y entre ellos, el peliblanco. Este sonrió de lado al verla abrazada al peluche, el que él le regalo; tomó asiento junto a su mejor amigo al final del salón al mismo tiempo en que el maestro de Historia entraba

— Buenos días, clase

— Buenos días, profesor —Todos hablaron al unísono

Dejó sus cosas en el escritorio dandose cuenta de una cosa:

— Arendelle, guarde ese peluche —Ordenó

La chica se undió en su asiento abrazando con fuerza al objeto y dijo:

— No.

Jack rió en bajo al escucharla. Ya sabía lo que venía:
Otra pelea entre el maestro y la alumna

Hello, Snowflake ||Jelsa||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora