III

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-Como sea, pero ¿por qué tiene que ser tan frío con todos?

Una vez más, Luhan podía oír a la perfección el chismoseo del personal. Cada vez se volvían más descarados y menos disimulados y comenzaba a pensar que lo hacían a propósito. Aunque en esa ocasión bien debía admitir que, a su pesar, hasta él estaba interesado en lo que murmuraban. No pudo evitar rondar cerca para escuchar un poquito más.

-Es un mocoso impertinente. La mayoría lo deja pasar sólo porque es atractivo.

Hizo una mueca y tragó saliva. Sin ninguna razón se sintió culpable.

-Ah, pues, sí está guapo. Sigo sin creerme que sea un estudiante.

-Te apuesto que debe ser súper popular.- Una de las chicas suspiró. -En mis tiempos no había nadie así en la escuela.

-¿Qué me dices del gerente?

Un escalofrío le recorrió la espalda. Tendría que haberse ido antes, ya no quería escuchar.

-Es lindo también, dan ganas de apretujarlo.

-Es bastante atento, pero no creo que sirva para ocupar su puesto.

Quiso volver a suspirar, pero si lo hacía lo notarían y aunque se detuvieran, no podría manejar la pena de haber sido descubierto husmeando. En su lugar, se hundió más en el pozo oscuro de decaimiento en el que habitaba.

-Es un poco... torpe, es verdad.

-Sus padres son los dueños de todo esto. Ya quisiera venir de una familia acomodada, todo es más fácil y rápido.

-Más gente, vamos.

No le importaba en lo más mínimo que pensaran que era un chico atractivo, por otro lado ya habían terminado de clavarle mil cuchillas con críticas afiladas. Cada día le daban menos ganas de responsabilizarse de las aspiraciones de sus padres. No sólo tenía que lidiar con desconocidos todo el tiempo siendo un introvertido inepto, también tenía que oír los comentarios condescendientes de los demás y luego estaba Sehun que no dejaba su hostilidad nunca. No había forma de que alguien le dirigiera más de un par de palabras, siempre los cortaba antes de llegar a más, era así con todos.

Él era una excepción. También era cortante, claro, pero había más.

-¿Sabonim?

Sumido en sus pensamientos, otra vez lo tomaron por sorpresa. Giró rápido pretendiendo ser diligente, pero acabó chocando contra un camarero que llevaba una botella de champaña en una bandeja. El recipiente con hielo se inclinó y la botella estuvo a punto de impactar contra el suelo, pero el chico se agachó a tiempo y la cogió antes de que sucediera.

Luhan se quedó estático.

-¿Estás bromeando?- Resopló Sehun. -Si no vas a hacer las cosas bien, al menos no estorbes al resto.

Fue un susurro, pero pareció un grito.

Mordisqueó su labio con fuerza con los ojos llenos de lágrimas. ¿Por qué siempre tenía que ser tratado de esta manera? ¿Qué problema tenía exactamente? Con el resto del mundo era frío, pero indiferente, con él en cambio era demasiado duro todo el tiempo. Ya sabía que no servía y que solía aportar más problemas que soluciones, pero aun así...

-Mierda.

Aunque se habían vuelto a ver en una fea situación, aunque habían tenido cruces poco amigables, había tenido la ilusión de llevarse bien con él, había creído como un tonto que llegarían a ser amigos. Cada día despertaba y se sentía solo. Los chicos estaban ocupados encargándose de la Universidad, organizaban sus futuros y se concentraban en sus propios asuntos, además de Haru no tenía a nadie más a su lado y tampoco quería molestar a los demás.

Arrebol (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora