VIII

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-No puedo creer que se haya quedado dormido de semejante manera.- La señora Yoon ahogó sus ganas de reír por centésima vez en el día. Desde que había conocido a Luhan no había parado de hacerlo, Sehun suponía que era inevitable.

Miró a su hyung tirado en el suelo con los brazos extendidos mientras roncaba. Se había pasado todo el día correteando por doquier, recorriendo el hotel y sus alrededores junto a Ha Yoo hasta entrada la noche, ese era un final más que previsible. Había querido salir a la ciudad, pero arribaron en la isla muy tarde como para eso, así que no le quedó más que aceptar la negativa con un mohín malhumorado, y a pesar de eso después de cenar así fue cómo acabó: desplomado del cansancio.

-Una vez lo descubrí durmiendo dentro del armario de limpieza en el trabajo.- Comentó Sehun como si nada.

Su madre lo vio con un poco de preocupación. -¿Por qué hizo eso? ¿No descansa bien?

-Sólo sé que estaba intentando escapar de su prima otra vez.

-Se ve como alguien despistado.

Resopló. -Desde que llego al restaurante hasta que termino mi turno estoy al pendiente de él, y cuando me voy todavía estoy pensando en las locuras que podría hacer en mi ausencia.- Se dio cuenta de lo que decía y se calló. Miró de reojo a su mamá mientras se llenaba la boca de arroz.

Ella tenía una sonrisita de lo más molesta en la cara. -Verte admitir que te preocupas por alguien más que nosotras es sorpresivo.

-No es así.- Negó. -También me importa Baek.

-Sólo digo que sueles ser más reservado en ese aspecto. Aunque Luhan parece alguien que necesita atención todo el tiempo, supongo que es normal.

Sehun bajó los palillos y desvió la mirada hacia el otro a su lado. Es verdad que prefería que lo tuviera a él a que no tuviera a nadie a pesar de ser un tanto molesto. ¿Tendría más familia además de Yan Yan?

-Oye.- Su mamá llamó la atención de Ha Yoo que luchaba contra un pedazo de carne como si fuera un perro hambriento. -Sehun...

Ayudó a la bestia cortando su comida en trozos más pequeños. -Entiendo que tengas hambre, pero no olvides tus modales.- La regañó. -¿Qué diría Luhan oppa si te viera así?

La pequeña dio una asustada mirada a Luhan, pero como este estaba dormido se relajó. -Lo siento.

-¿Qué hicieron hoy?- Preguntó su madre, acomodándole el cabello con ternura.

-¡Hay un parque de juegos detrás del hotel!- Comentó entusiasmada.

-¿Hiciste amigos?

Negó. -Luhannie oppa jugó conmigo todo el rato.- Se dirigió a él ahora. -Es mucho más divertido que tú.

-No me extraña, mentalmente es un niño de siete años.

-Sehun.- Llamó su madre.

Luhan se removió con un quejido gracioso. Sehun se sacó el abrigo y lo arropó para que no cogiera un resfriado, sabía que era súper friolento.

-Tendrías que haberlo visto cuando lo llevé al centro comercial.- Sonrió. -Realmente parecía un niño pequeño. Probó todos los juegos del arcade y me obligó a subir a uno que...- Se detuvo de nuevo.

Había vuelto a hablar de más. Su hermana lo veía con curiosidad y su madre volvía a sonreír de esa forma tan molesta, parecía como si supiera algo que él no. Aclaró la garganta con el ceño fruncido.

-Sólo digo que es un inmaduro.

Ha Yoo se giró hacia su madre. -Oppa siempre se ve feliz cuando habla de Luhannie oppa.

Arrebol (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora