Capitulo 42

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 Era de Harry,

“¿Mañana te paso a buscar a tu casa?”

Le contesté con un Ok y puse el móvil a cargar. Me metí en la cama y cerré los ojos, minutos después los volví a abrir al notar pasos en mi habitación, vi que era Bender, se subió en la cama por encima de la sábana y se durmió, sonreí y me dormí junto a él.

Me desperté y vi que Bender estaba a mi lado. Me enderecé y cogí el móvil, no era demasiado tarde. No sabía que podía hacer hoy, podía pasar el día relajada en casa, pero no me apetecía, como primero tenía que sacar a Bender, me levanté, me duche y al salir me envolví en el albornoz. Entré en el vestidor y cogí una camiseta ancha azul con letras blancas, unos shorts rotos y unas vans blancas, me hice un moño en el pelo para estar más cómoda. Bajé y cogí mi skate, le puse a Bender la correa y cogí todo lo necesario, hoy daría un largo paseo, por lo que cogí dinero. Salí y me subí en el skate.

Íbamos por un parque, cuando vi en la distancia fotógrafos ¿Por qué me seguían? ¿No tenían nada más importante que hacer? ¿Quién soy yo para que me acosen? Miles de preguntas así surgieron en mi mente, mi abuela siempre me decía que si me tomaban fotos sonriera porque era hermosa, siempre me dice cosas así. Ella no vive muy lejos de mi actual casa, a unos veinte minutos de donde estaba, y una idea se me pasó por la mente ¿Y si la iba a ver por sorpresa? Fui en dirección hacia allí y tras un poco más de veinte minutos estaba en la puerta, tenía llaves por lo que podía entrar. Se me pasó una idea por la mente y sonreí, até a Bender en el palo del buzón y dejé el skate al lado, le hice un gesto un gesto a Bender de que se quedara dónde estaba y cogí las llaves, abrí la puerta sin hacer ruido y entré de puntitas, escuché ruido en la cocina, así que fui hacia allí, mi abuela al contrario de mi padre le gustaba cocinar y encargarse de la casa, aunque tenía dinero de sobras como para contratar a mucamas. La vi cocinando y cuando dejó la sartén, y se giró, me vio y dio un brinco, se llevo las manos al corazón y sonreí.

- ¡Teddy! ¡No me des esos sustos! –chilló ella, sonreí y abrí los brazos, ella se acercó a mí y me apretó a sus brazos, sonreí ya que me encantaban sus abrazos. Me acordé de Bender y me separé.

- Ahora vengo, abuelita –dije, salí dejando la puerta abierta y cogí a Bender junto con mi skate, lo dejé en la entrada y le quité el collar a Bender- Te presento a mi perro, Bender.

- Que cosa más bonita, por dios –dijo ella acariciándolo, le dejó y me cogió la cara con ambas manos- mi pequeña ¿Por qué no me ha avisado tu padre de que vendrías? –preguntó.

- Es que vivo con mis amigas, abuela –dije, no le quería contar toda la verdad ya que se preocuparía.

- Entiendo, quieres vivir la vida eeh –dijo ella sonriendo.

- Ángeles –chilló mi abuelo a mi abuela desde el comedor, se llamaba María Ángeles, era un nombre español del cual mi bisabuela se había enamorado- ¿Ya estás hablando sola?

- ¡Oye! Yo no hablo sola –replicó ella, me hacía mucha gracia cuando discutían.

- Si, le cantas a las verduras –dijo él, se escucho como se levantaba.

- No le canto a las verduras –dijo ella cruzándose de brazos- no le escuches, cielo ya sabes que le encanta inventarse cosas.

- Tranquila, abuela –dije, sonreí y llamé a mi abuelo de la manera que siempre le llamaba- ¡Sargento Pinocho!

- ¿Teddy? –preguntó, apareció por la puerta y sonreí, corrí a abrazarlo y él me apretó fuertemente entre sus brazos, la abuela se fue de vuelta a la cocina.

- Hola, abuelo –dije.

- Que sorpresa, cielo –dijo él mirándome- ¿Has crecido? –preguntó, reí ya que siempre me decía lo mismo.

Loving my life with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora