Puro poder de guerra

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Calímaco comenzó a cabalgar despacio hacia el norte, a través de lo que parecía un inmenso prado muerto, sin mucha vegetación, caluroso con el sol inclemente y ardiente arriba en el cielo y de ninguna forma propicio para la vida, no se observaba algún animal que se pudiese cazar, todo apuntaba a que sería un largo viaje.

Todo su ejército lo seguía con paso firme, los hombres caminaban con un peso enorme, los pesados escudos colgaban de sus espaldas, las espadas en sus fundas guardaban el poderío de su filo, las mulas de carga llevaban las provisiones y los caballos de guerra solo lanzas y armas de repuesto, catapultas, arietes y torres de asedio trajinadas pieza por pieza, pesadas y colosales armas, jaladas con desdén por todo tipo de bestias. Unas horas después de caminar, el soberano decidió que era un buen momento para un breve descanso, algunos hombres enviados mas adelante para monitorear el territorio que iban cruzando, encontraron un pequeño oasis y allí se establecieron un par de días. Calímaco ordenó a los comandantes que se armara un campamento, estos así lo hicieron y a su vez ordenaron estos a sus hombres establecerse.

En la noche siguiente, el soberano y sus mejores soldados se reunieron en su tienda. Él abrió la sesión:

Calímaco: "Hombres de Esparta, los eh convocado para comunicarles que un avanzada de nuestro ejército ha hallado una ciudad fortificada a unos dos días de donde estamos ahora, (hace un pausa) así que quiero propuestas, los escucho"

Hubo un corto silencio y luego de esto, Plistarco fue el primero en hablar

Plistarco: "Claramente lo primero es entablar una relación diplomática con ellos, no sabemos quienes son, ni que fuerzas poseen dentro de sus muros"

Editando

Calímaco ordeno marchar nuevamente y en unos minutos los soldados ya estaban caminando, no hubo incidentes, disturbios, ni nada que les pasara a los espartanos en su caminata, solo caminaron, caminaron y bueno..caminaron; hasta que por fin, se vio a lo lejos, una esperanza de guerra, algo, una señal, era una fortificada ciudad, con paredes altas y bien hechas de concreto, casi se parecía a Roma, no se sabia a ciencia cierta que nombre tenia la Legión pero lo que todos si sabían, era que esa Legión, caería, sacaron sus lanzas de los caballos, hicieron filas y prepararon las armas de asedio, cuando los doscientos mil hombres hubieron formado, y la todo estuvo listo para un tremendo ataque sorpresa, pues nadie de la fortificación se había percatado que un colosal ejercito estaba por atacarlos, Evan ordeno que se dispararan las catapultas y algunos escuadrones de reconocimiento ataquen primero, las gigantes rocas volaron y destruyeron granito solido, los pocos soldados causaron un increíble daño pues la ventaja era abrumadora, no se hizo necesario mandar mas que caballería para terminar el trabajo y la ciudad cayo, los hombres saltaron y bailaron por su asombrosa victoria, pero eso a Evan no le bastaba, eso no probaba lo que el podía ofrecer y al cabo de unas horas se partió nuevamente en busca de mas zonas que atacar, la incesante caminata tomaba curso nuevamente, la tierra del suelo temblaba por el paso uniforme de los espartanos y los hombres exhaustos pedían agua y descanso, no eran las mejores condiciones de un ejercito pero Evan trabaja con lo que tenia, al final tubo que ceder y les dio unas horas de reposo y se les lleno las cantimploras, después del descanso se reinicio a caminar y un poco después anochecio, se bajaron las tiendas del los caballos y se armaron en unas horas, se hicieron fogatas y Evan, mientras estaba en su tienda, pensaba estrategias para atacar nuevamente y buscaba rutas con la ayuda de las estrellas pues las cartografías aun no se inventaban, miro las constelaciones y algunos sabios traídos a la campaña le ayudaban a diferenciarlas, toda la noche estuvieron intentando deducir cual seria el mejor cambio y lastimosamente no lo encontraron pese a su esfuerzo; cuando amaneció, Evan ordeno que todos se despertaran haciendo sonar decenas de cuernos de guerra, los hombres se exaltaron, y saltaron de sus, si podríamos llamarles camas, tomaron armaduras y se vistieron tan rápido como pudieron, tomaron lanzas, espadas, cascos y escudos, y salieron de sus tiendas, Evan se coloco al frente de las tropas y con voz firme ordeno filas y a marchar, otra vez, se reanudo la campaña. Un largo tiempo transcurrió hasta que la acción volvió a nacer, después de unos larguísimos treinta kilómetros, los espartanos llegaron a una nueva zona que les impedía seguir conquistando, era el pueblo de los rodas, quienes al verlos llegar, prepararon todo para defender su territorio a toda costa, los espartanos se percataron de ello y rápidamente no perdieron tiempo y se organizó al ejercito y prepararon armas de asedio, los rodas, abrieron sus puertas y de ella salieron decenas de miles de soldados, casi igualaban a los espartanos en numero, sus arqueros estaban escondidos estratégicamente y caballería con un poco de infantería adentro en caso de emergencia, los espartanos, listos para atacar, tomaron carrera y los caballos se colocaron al frente para una embestida al ejercito defensor, los rodas también comenzaron a correr por que si no lo hacían la masacre seria total, los dos bandos se aproximaban rápidamente uno contra el otro, los espartanos cargaban lanzas afiladas en forma horizontal dirigidas al frente y los jinetes cargaban lanzas mas ligeras, y escudos chicos en comparación a la infantería, los rodas por otro lado, solo poseían hombres de infantería ligera para la embestida, que constaba de soldados cubiertos por una malla no muy resistente, espadas ligeras y cascos de media cobertura, no era lo ideal pero no podían ofrecer mas que eso, pues su pueblo era pobre, así que resumiendo, la ventaja, claramente era de los espartanos y Evan estaba decidido a explotar al máximo esa ventaja; los ejércitos apunto de colisionar, lanzaban gritos de guerra y furia, incluso antes de que empezase el combate ya era un caos todo, pero finalmente,comenzó, los hombres caían y rodaban envueltos en sangre, las espadas resonaban y algunos escudos de los rodas se rompían y astillaban, y de los espartanos se doblegaban y a varios se les escapaban se sus manos, las lanzas atravesaban carne y hueso, las armaduras no podían soportar tanto y dejaban pasar el filo de su perdición, la valentía perduraba en las fuerzas de Esparta y los rodas peleaban con incesante coraje. Muerte, caos, destrucción y solo brutalidad era lo que había en ese campo de batalla, el objetivo de ambos era ganar pero las razones opuestas, y por esa razón es que la lucha perduro varias horas, y los hombres no dejaban de caer al suelo, los que aun vivían, los cuales eran la mayoría, peleaban y no estaban dispuestos a omitir la derrota, así que no duro mucho para que algún bando ceda, en algún momento tenia que pasar, y los que cedieron fueron...

Vida Espartana :VolumenI Guerra por EspartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora