La gente habla de suerte constantemente,y también de desgracias,
gente desdichada,
como aquella chica que ví en aquella barra de aquel bar pidiendo un copa tras otra para ahogar sus penas en alcohol, pero lo que ella no sabía es que sus penas habían aprendido a nadar.
Creemos con certeza que la mala suerte vive en los gatos negros, los espejos rotos y los martes trece, y es que igual todo acaba siendo falso, una simple superstición que nos crearon desde pequeños.
Un día llegó a mis oídos que aquella chica se enamoró y dejó de intentar ahogar sus penas en ron,
y que por fin comenzó a ser feliz,
como cuando dos gatos negros se unen por la mala suerte.
Pero, hablemos de suerte, la gente es ingenua, porque habla de suerte sin saber lo que es tenerte.
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