Las despedidas no son tan malas como nos hacen creer.
El mejor momento es cuando tras un beso con sabor a despedida y a "ojalá el tiempo pase rápido para volver a verte",
te giras para ver si la otra persona mira, y ahí es donde tu mirada se encuentra con la suya y sonríes como una idiota mientras sigues tu camino de vuelta a casa.