No dejo de pensar en mi primer misión, pero no por lo que creen. No es que no deje de pensar en haber matado a alguien, porque decidí superar eso y lo logré. En lo que no puedo dejar de pensar es en la adrenalina que me hizo sentir, y cuando Dylan me dijo lo que Becher alguna vez le dijo a el, esa sensación de que tal vez habría salvado vidas al matar a un criminal, esa hermosa sensación...la quiero sentir de nuevo. No puedo dejar de pensar en mi próxima misión.
Ya pasó una semana. Entrenamiento todos los días y mucha diversión, si, estos chicos se encargan de hacerme sentir feliz siempre con sus payasadas.
-Hola. -Dijo una vos grave al verme sola en la sala de entrenamiento, "La Guarida", así le llamamos, golpeando un saco de boxeo. Era Dylan.
-Hola. -Contesté dándole un fuerte golpe al saco de boxeo.
-¿Por qué entrenas sola? -Preguntó tomando el saco por atrás, sosteniéndolo mientras yo lo golpeaba.
-Porque no tengo nada mas que hacer y esto me gusta.
-Que bueno, porque yo tampoco se que hacer. -Dijo sonriendo.
Luego de darle varios golpes a una bolsa de arena, Dylan decidió que desafiarme a pelear sería buena idea, pero cuando lo dejé tumbado en el suelo se arrepintió de su decisión.
-Wow, veo que entrenar mas de lo que Becher nos obliga está teniendo efecto en ti. -Me dijo Dylan mientras se ponía de pie.
-Exacto. Y pienso seguir mejorando.
Dylan se quedó mirándome a los ojos, de nuevo.
-Qué? ¿Por qué te quedas mirándome? -Dije y no pude evitar que se me escapara una sonrisa. Es que tiene una carita bastante tierna.
-No lo se, es algo que me pasa al ver chicas hermosas.
-Y te pasa con todas las chicas de aquí, verdad? -Dije caminando hacia la mesa donde se encontraba mi botella con agua.
-No, claro que no. Eres la única chica hermosa que conozco. -Dylan me siguió hasta la mesa.
-Oh jajajaja es una de las mentiras mas comunes de los chicos. -Dije tomando un trago de agua fría.
-¿Crees que estoy mintiendo?
-Tal vez...-Lo miré fijamente a los ojos.
-Tal vez yo deba demostrarte que no te estoy mintiendo...- El castaño de ojos azules me tomó de la cintura y puso sus labios sobre los míos, dándome un hermoso y sexy beso. Yo puse mis manos en su nuca y continué besándolo.
Lo que era un simple beso se transformó en toqueteo. Sus manos pasaron de mi cintura a mi trasero y las mías pasaron de su nuca a su remera, para así quitársela y arrojarla.
Me levantó y me acostó sobre la mesa, tirando al suelo todo lo que se encontraba en sima de ella. Puso su cuerpo arriba del mio y los besos continuaron, pero esta vez también eran en el cuello y pecho. De ambos. Todo era sensacional, hasta que me senté en la mesa y sin dejar de besarle, mis manos, automáticamente bajaron hasta su pantalón y desprendieron el botón.
-Hey, hey, hey...-Dijo Dylan tomando mis manos. -¿No crees que sería ir muy rápido?
-Ah, si, lo...lo siento. -Mi temperatura corporal aumentó tanto que estoy segura de que mi cara estaba igual de roja que un tomate.
Me bajé de la mesa, tomé mi botella y me dirigí a la puerta de salida, pero Dylan me detuvo.
-Espera, espera hermosa...que sucede?
-Nada, es solo que..-Dylan me interrumpió.
-Naaa, no me digas que te puse nerviosa...-Dijo casi riendo.
-Que? Crees que estoy nerviosa? Para nada, ni que estuviera desesperada por tener relaciones contigo.
-A caso no te mueres de ganas de acostarte conmigo? -Me preguntó Dylan en tono engreído.
-Jajajaj -No contuve la risa. -En serio crees eso? Que estúpido eres Dylan Thomson!
Me fui rápidamente del lugar, no puedo creer que ese chico creyera que yo le tenía tantas ganas. Sí, tal vez en ese momento quise ir un poco mas lejos, pero no va a volver a pasar. Dylan Thomson y yo solo somos y vamos a ser compañeros de lo que se podría llamar trabajo.
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The Best Liar
Teen FictionSoy Madison Willson. Toda mi vida fue una farsa, y con tantas mentiras me hicieron ser la persona que fui. La mejor mentirosa y criminal. Pero cuando descubrí la verdad, toda mi vida dio un gran giro.