Cap. 7: Segunda Misión

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  Esa hora y media de dormir me sirvió bastante. En cuanto me levanté tomé un rápida ducha y me vestí.

Me dirigí a la casa de el señor Becher para avisarle que estaba pronta.

-Pues entonces vamos. Dijo Damien tomando las llaves de su auto.

Condujo hasta un callejón donde no había nadie y al frenar me explicó paso a paso lo que debía hacer. Me dijo que Alan Mccall se encontraba al final del callejón ya que era el único lugar donde no lo encontrarían.

Bajé rápidamente del auto y segura de mi misma caminé hasta llegar al final.

-Quien eres? -Preguntó Alan antes de que yo me acercara a el.

-Eso no te importa. -Dije caminando lentamente hacia el.

Alan Rápidamente al escuchar mi respuesta decidió ahorcarme ya que sabía que no estaba allí por un buen motivo. Mientras sus dos manos apretaban fuertemente mi cuello, le pegué una fuerte patada en sus genitales, haciendo que retroceda y en ese momento le hice un gancho derecho derribandolo al piso.  Saqué la pistola de mi pantalón y disparé sin pensarlo.

 Hice todo lo que debía, solo me faltaba una cosa y era dejar que me atrapen. Para eso debía arrastrar el cuerpo hasta un lugar donde pudieran verlo pero no debían verme a mi arrastrándolo. 

Cuidadosamente llevé el cuerpo de Mccall hasta una calle donde no había mucha gente pero en algún momento alguien pasaba caminando por allí. Me senté al lado del cuerpo y comencé a llorar, no porque me sentía mal, sino porque eso me ayudaría con mis mentiras.

Unos pocos minutos después, pasó una mujer caminando y al verme junto al cuerpo llamó a la policía y abandonó el lugar porque seguramente creyó que si yo me enteraba de que ella había avisado, la mataría.

Cuando la policía llegó y me vio allí dijo lo de siempre: "Arriba las manos".

Hice lo indicado y lentamente me puse de pie mientras lágrimas falsas caían por mis mejillas. 

-Señorita quiere explicar que pasó aquí? -Me preguntó uno de ellos.

-Yo...no lo se...-Aumenté mi llanto. -Pasaba por aquí y lo vi...y ya era tarde...p..para ayudarle...-Ya tenía pensado cada palabra de lo que iba a decir.

-Deje de mentir y suba a la patrulla, debe acompañarnos.

-Que?, pero yo no lo hice!

  Me subí al coche y en seguida me llevaron a la estación de policías.

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