Condéname | Larry Stylinson | Camila Pinilla.

Capítulo 41

Capítulo 41

La abrace con fuerza y deje que mis lágrimas salieran. Llore como nunca en mi vida. Habían abusado de ella y le habían disparado. Maldito el bastardo que le hizo esto. No dejare que se salga con la suya, sea quien sea.

Escuche los pasos de varias personas entrar al departamento, deje el cuerpo de Loren sobre la cama y salí con cuidado. Era mi hermano, no estaba solo, iba con tres hombres más.

- Te tardaste en salir, hermano.

- ¿Ustedes hicieron esto?

- No, por supuesto que no. Pero te ayudaremos a matar al que la asesino. Ven con nosotros.

Mi hermano salió del departamento, los tres hombres se quedaron mirándome, al parecer esperando que yo siguiera a Jack.

Salimos del edificio y entramos al parecer, el auto de Jack. Me senté a su lado, de copiloto. Condujo hasta el centro, a los barrios poderosos de la ciudad. Entro al estacionamiento de un edifico completamente negro, detuvo el auto y salimos. Caminamos hasta el ascensor y subimos hasta el penúltimo piso. Las puertas se abrieron y seguí a Jack por el frio pasillo. Entramos a una enorme oficina, un hombre mucho más grande que nosotros estaba sentado tras un escritorio brillante.

- Plan echo. – Dijo Jack. El hombre nos miró.

- Bien, tú debes ser Bryan – El hombre se levantó, camino hacia mí y me extendió su mano yo le di la mía. – Primer Ministro, John Tomlinson.

- Vamos, Simon. Dile de una vez la verdad. – Dijo mi hermano. Yo lo mire confundido. El Ministro rio.

- Toma asiento Bryan. Jack, acompáñame un momento. Discúlpanos Bryan.

- No se preocupen. – Dije.

El Ministro y Jack salieron de la oficina.

- ¿Acabaste con la chica? – Pregunto Simon.

- Sí y de la peor forma posible.

- ¿Y tu hermano se creyó todo?

- Sí, no cree que fui yo.

- Perfecto, buen trabajo Jack.

- Gracias, Simon.

Mi hermano y el Ministro volvieron a entrar y se sentaron frente a mí.

- Lamento tu pérdida, Bryan. Me encargare de que mis hombres atrapen al responsable de la muerte de tu amante.

- Gracias – Dije con suavidad.

- Bryan, necesito a hombres como tú a mi lado. Veras, seria para mí un privilegio que trabajaras para mí.

- No lo sé, señor. Yo solo se correr.

- Lo sé, hijo. Pero en serio, me serias de muy buena ayuda en los juzgados. Personas como tu son esenciales en esto. ¿Qué dices? Si es por el dinero, te aseguro que te convertirás en una de las personas más ricas de la ciudad en menos de lo que crees.

- Pues, si eso creo.

- ¿Entonces es un trato, Bryan? – Dijo acercándose a mí para volver a estrechar su mano.

- Trato.

Louis contemplo el cuerpo de Simon sobre el suelo, ya era todo un hecho. Estaba muerto.