#15: Mal presentimiento

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JULIAN POV:

-Eres un idiota- rió ella limpiando el helado que manchaba la punta de su nariz.

Solté una carcajada, para luego sentir el dedo de Oriana repleto con helado de vainilla caer en mi mejilla. Fruncí el ceño achinando los ojos, fingiendo estar molesto de repente, y ahora quien soltó la carcajada fue ella.

Habíamos comprado conos con helado en una pequeña tienda cerca de casa. Yo elegí sabor vainilla, ella fresa. Cuando volvimos a la plaza para caminar un rato, ella tenía el de sabor vainilla y yo el de fresa. ¿Cómo ocurrió el cambio? Ni siquiera yo me había dado cuenta.

-Debieron haberle puesto galletas- mencionó Oriana observando su helado. Reí ligeramente.

-¿Galletas, Oriana?

-Sí, con chispas de chocolate.

Negué con la cabeza divertido mientras la veía, a ella y a su expresión pensativa. No se me hacía normal todavía lo que estaba pasando. Se había ido a Nueva York. Había desaparecido completamente por dos años. Pero ahora estaba frente a mí, comiendo un helado, siendo mi novia...

No tenía sentido en absoluto. ¿Por qué sentía una extraña sensación acerca de todo aquello?

-¿Tienes algo que hacer mañana?- me preguntó de repente sacándome de mis pensamientos.

Me lo pensé. Y asentí de mala gana. Candela tenía un partido con su equipo, era la capitana por lo que no podía faltar y yo al ser su amigo tampoco podía ausentarme. Tomás y Zoe también irían, si no seguían en su guerra a muerte claro.

-¿Qué tienes?- me dijo curiosa.

-Nada. Candela tiene un partido de fútbol y me pidió ir- expliqué haciendo una mueca. ¿Qué podía decir? Ya había ido a sus partidos, a sus entrenamientos, y a sus prácticas. Las ganas de ir me faltaban, pero había hecho una promesa con ella.

-Ah. Pues nada que hacer- dijo encogiéndose de hombros.

-Podemos hacer algo hoy por la noche- propuse deseando verla de nuevo pronto. Podíamos ir a cenar juntos. Podíamos ver unas películas en mi casa. Podíamos...

-Imposible- respondió-. Cenaré con mi mamá.

Evité soltar un gruñido de molestia como un niño pequeño quejándose por una bobería. Quería pasar más tiempo con Oriana, pero no podía interrumpir en temas de madre e hija.

Pensé en algo.

-¿Y qué te parece venir al partido de Candela?- propuse. Ella frunció el ceño extrañada, pero no se negó.

-¿A qué hora es?

-Díez de la mañana... Esa chica me hará madrugar- bromeé. Oriana rió levemente sacándome una pequeña sonrisa. Era encantadora. Sin embargo, finalmente negó con la cabeza.

-Estoy ocupada a esa hora.

-¿Por?- dije curioso.

-Cosas- contestó concentrada en su helado. Asentí no muy convencido por su respuesta, pero preferí no insistir en sus temas. Si ella no quería decírmelo, tendría sus razones.

-¿Y almorzar juntos?- pregunté sin desistir. Quería verla otra vez, no mentía.

-Tampoco.

-¿Cosas?- repetí lo que ella había dicho antes. Soltó una risita y asintió, haciéndome sonreír nuevamente.

-Cosas.

-¿Sabes? Algún día tendremos que juntarnos de nuevo- dije alzando ambas cejas divertido. Ella rió con la mirada baja.

Volando alto (VCLN2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora