capitulo 3 [Alexa]

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Demonios, si no hubiera sido por Gabriela, hoy no tendría que estar en la escuela. Estaría muerta, no hiendo a clases. Pero no. La muy "oportuna" tuvo que haber llegado a mi habitación  justo a tiempo para salvarme la vida. ¿por que no solo entienden que quiero morir?.

Hoy es viernes, por fortuna, ultimo día de clases, de esta jodida semana.

(...)

Me encuentro en el salón de clases, el profesor de literatura aun no ha llegado. No encuentro nada que hacer, por lo que opto por sacar un cuaderno especial, mi lápiz y mi borrador; dibujar es algo que amo hacer, y es algo que me ayuda a escapar por un momento de todo este tormento, y que mas si lo hago escuchando musica.

Mientras dibujaba, alguien tocó mi hombro en repetidas ocasiones, por lo que yo, lo único que hice fue quitarme un auricular y mirar de quien se trataba.

-¿Es cierto que hace unos dias intentaste suicidarte?- preguntó Kattya. La mas perra entre las perras. Señorita "soy la mejor líder de las porristas del todo el mundo. La mas zorra y fácil del universo. La mas odiosa y detestable de la galaxia"

-¿Eso en qué te incumbe?- pregunté regresando mi atención al dibujo.

-Oh... en nada realmente. Solo quería saber si era cierto que había una cosa mas en la que no sirves, y por lo visto estoy en lo correcto. Ni siquiera para acabar con tu estúpida vida sirves, das asco... Coen- dijo con repulsión. Para luego irse.

Odio a esta tipa, siempre se empeña a hacer sentir inferiores a alumnos y alumnas, e incluso a algunas profesoras.

Después de ese penoso momento, terminé de dibujar. Me sentía algo mariada, me dolía la cabeza y también las muñecas.
El doctor me había dicho que no era seguro que regresara tan pronto a la escuela, pero, él no es el que repetiría año al no asistir a clases.
Miré mis muñecas, las cuales tenían una benda cada una, y por alguna extraña razón tenían unas pequeñas marcas de sangre, donde se supone que había hecho los cortes.
por lo que salí del salón y me dirigí a la enfermería.
No se cuanto tiempo estuve en enfermería. Pero cuando salí de ese lugar el timbre que indicaba la salida de ese "infierno" estaba sonado. Por lo que yo me dirigí a la salida.
El cielo estaba completamente nublado. pareciera que en cualquier momento caería una gran tormenta. Por lo que opté por acelerar mi paso, ya que no quería llegar mojada a casa.

Cuando caminaba por la acera, pude notar como un auto iba reduciendo la velocidad hasta seguir mi paso.  Preferí no prestar atención; si no le hacia caso, se cansaría y se marcharía.

-¿Hey, te gustaría un aventón?- preguntaron desde el vehículo. 

-Esfúmate- contesté sin mirarle, colocándome el gorro de mi sudadera, ya que pequeñas gotas comenzaban a caer.

-No seas antisocial, yo te llevo. ¡Somos de la misma escuela!- volvió a insistir.

-He dicho que ¡NO, GRACIAS¡- dije aun sin mirarlo.

-No seas orgullosa, pronto comenzará a llover. Déjame llevarte- insistió una vez mas.

Las gotas de lluvia caían cada vez mas. Si no me apresuraba, llegaría completamente empapada.
Seguí mi camino sin tomar en cuenta al tipo del coche.
La lluvia ya estaba presente, sentía como mi sudadera empezaba a empaparse.
Vi como el auto se detenía detrás de mi. Pero no le tomaría importancia.

-Hey, por... por favor, déjame llevarte- dijo parándose frente a mi -sin malas intenciones, ¿Qué dices?-.

La lluvia caía sobre nosotros.
Él solo me miraba directamente a los ojos, como tratando de averiguar algo.
Lo mas curioso era que parecía no importarle que la lluvia lo mojara. Su oferta me ahorraría llegar mojada a casa, también  evitaría caminar mas. «está bien, tu ganas» pensé.

-No me dejarás en paz hasta que te diga que si, ¿Verdad?- dije soltando un suspiro. Él solo negó con la cabeza -De acuerdo-.

(...)

El camino era silencioso, y eso lo agradecía, ya que no me interesaba entablar una conversación con aquel chico.

-Y... ¿Cómo te llamas?- preguntó. «para que abres la boca, Alex» pensé.

-¿Tengo que decirlo?- pregunté de vuelta. Él asintió mirándome por un segundo, para luego volver si vista al camino.

-Alexa- dije sin mirarlo, mientras me abrazaba a mi misma a causa del malestar de estar "socializando" y por el tremendo frío que había causado la lluvia.

-Lindo nombre- dijo mirándome de nuevo -soy Michael-.

(...)

Después de unos minutos mas de silencio, a excepción de cuando yo le informaba a donde tenia que dirigirse, llegamos casa.
inmediatamente cuando estacionó el coche, abrí la puerta para salir. Él imitó mi acción.

-¿Qué quieres?- pregunté girándome de nuevo hacia él.

-No... eh... es solo que... espera, ¿por qué tienes sangre en tu sudadera?- preguntó extrañado.

-¿Qué?- pregunté examinándome -mierda- dije girándome de vuelta y acercándome  hacia la casa. No tenia ni quería dar explicaciones a alguien que ni al caso. Sin mas entré.
Esperaba que ese chico no intentara hablarme nunca mas.

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