Diario VI

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Hoy fue un día devastador, Hailey se enteró de lo que siento por Daphne.

Estábamos conversando cerca de los casilleros y abrí mi casillero y justo se cayó mi libreta de dibujos. 

Aquí los casilleros son todos grises, el piso son de baldosas del mismo color que los casilleros y no contienen ningún dibujo ni nada por el estilo, y las paredes son blancas. El lugar es espacioso, la secundaria en sí es un lugar muy grande. Somos muchas las personas que estudiamos en este lugar.

Ella ojeó y vio página por página, y sus ojos quedaron como platos y su boca en forma de "O" cuando se dio cuenta de que la chica de los dibujos era la chica a la que ella amaba. A la que nosotras amábamos.. 

Se detuvo en la última página a leer lo que escribí;

"Sé que nunca te enterarás lo que yo siento por ti, pero algún día quizás lo sepas. Sé que a ella le dolería saber que te amo, pero los sentimientos no pueden borrarse así como así.."

-¿Es por esto que estabas actuabas tan raro conmigo? Eres mi amiga.... ¿Cómo es posible? -dijo ella con el ceño fruncido entregándome la libreta. 

-Lo lamento. No sé cómo pasó, pero de a poco me fui enamorando de ella. Al principio me negaba completamente a aceptarlo... por ti.                                                                                           Porque tú eres mi amiga.. porque eres más importante que todo esto. -le dije con lágrimas en los ojos.- siento que traicioné nuestra amistad al enamorarme de la persona que te gusta. Sé que no me perdonarás y que te perderé..

Apenas terminé la última palabra rompí a llorar, me aterraba pensar en perderla, ella era mi mejor amiga, la que siempre estuvo ahí cuando todo el mundo me excluía, cuando más la necesitaba.

-Tranquila, no llores. No hay porque sentirse así. Tú no tienes la culpa de esto. Ve el lado positivo; vamos a poder mirarla juntas, de la misma manera, y con los mismos sentimientos.-respondió ella secándome las lágrimas mientras me abrazaba y besó mi frente.- Ven, vamos a lavarte la cara niña.

Sonrió. Ambas sonreímos. 

Yo le devolví el abrazo y le di un beso en la mejilla. 

-Te adoro, ¿sabes?

-Y yo a ti. -Me susurró al oído.

Empezamos a caminar como si nada hubiese ocurrido, olvidando por completo la charla que habíamos tenido anteriormente, olvidando que me enamoré de la chica que le gusta..



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