El teléfono

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A la hora acordada con mi tía yo ya tenía un pie en la puerta de su casa, golpeé su puerta insistente.

-Ven pasa. Tengo una buena noticia y una mala. -dijo y me dio un beso en la mejilla.

Yo la obedecí y pasé. Tomé asiento en el sofá y me crucé de piernas.

-Soy todo oídos.. -le respondí sonriendo.

Ella se sentó a mi lado.

-¿Cuál quieres oír primero? -me dijo.

-La mala.. Pues, todo lo malo se soluciona poniendo lo bueno al final.

-Mira, la mala noticia es que no conseguí su numero.

-¿Qué?....¿Y la buena? Dime que hay una buena noticia. -le supliqué con la mirada.

-Espera, no te pongas nerviosa. Tranquila que tengo el número de su madre.

Suspiré, eso era un alivio.

-Gracias tía.

-De nada, vete que en 15 minutos tengo una cita. -me respondió ella dándome un papel.

Sonreí, la salude, y me fui a mi casa.

Mi tía Merly era joven, tenía 26 años y manejaba la secundaria, era muy responsable y estricta en ese sentido. Y creo que se tomaba el papel muy enserio ya que afuera del instituto seguía actuando como una vieja bruja, incluso conmigo. Ella era de mediana estatura, cabello negro hasta la cintura, complexión delgada, ojos verdes claro, y de piel blanca pálida. Era muy bonita, me alegro que se haya decidido a salir con alguien, siempre se negó a sus pretendientes porque decía querer esperar al "correcto". Ella incluso se enojaba cuando yo le bromeaba sobre que si seguía rechazando a todos los chicos que se le declaran; iba a terminar siendo una solterona de 40 años y con veinte gatos. 

Al llegar me tiré a mi cama ansiosa y marqué el número de la madre de Emma.

Se oyó una voz femenina al otro lado de la línea.

-..Hola, ¿quién habla? 

-Daphne, ¿con quién estoy hablando?

-Natalie.

-¿Eres la madre de Emma..?

-Sí, ¿por qué preguntas?

-Soy compañera suya del instituto. ¿Podrías llamarla así hablo con ella?

-Discúlpame querida pero ella no se encuentra, si quieres háblale a su teléfono que ella siempre pasa pegada a ese aparato infernal.  

No pude evitar reírme y largué una carcajada. 

-Pero es que no tengo su teléfono.

-Te lo pasaré, toma nota.

Ella me empezó a dictar el número de Emma y yo lo anoté en mi mano para luego agendarlo. Era muy amable su madre y tenía una voz muy dulce y tranquilizadora. Tengo miedo que si le escribo a Emma ella me ignore o incluso me rechace. ¿Que pasará?


Nota de autor: Les dejé una foto de Merly. Si estás leyendo esto te quiero agradecer y te voy a pedir que comentes así sé que alguien lee lo que escribo.



El Diario De EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora