Esperanza

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Fui a casa de mi mi tía Merly, que es la directora de la secundaria, para pedirle el número de Emma que tendría que estar en los registros. Le expliqué la situación a la que me afrontaba mientras bebíamos café en su juego de mesita de living.

-Tía, te agradecería que me dieses el número de Emma. -le dije apoyando la taza en la mesa.

-Los datos personales no se pueden pasar a nadie, hasta en algunos casos ni a parte de la familia de esas personas.

-¡Por favor tía! -le dije haciéndole puchero con la cara. Sabía que desde niña cuando le pedía algo ella ante esa expresión facial nunca se negaba a nada que yo le pidiese.

-Pero...Si tú no dices nada y yo tampoco; puede ser posible.

-¿Si? -le respondí yo insistente y esperanzada.

-Mañana aquí a las 8:00pm. Vete que ya es tarde. 

-¿Sabías que te amo tía? 

Me levanté de la silla en un brinco y la abracé con una sonrisa de oreja a oreja. Le dí un beso en la mejilla a mi tía y me dirigí a la puerta dando pequeños saltos como lo hace un niño de cinco años al ver que su madre le compra golosinas.

Al fin lo había conseguido, iba a poder llamar a Emma al día siguiente. 

Al fin siento esperanza de poder conocerla. 




El Diario De EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora