30. Dolor

3.5K 248 32
                                    

Hola cariño... ¡Diablos! Me siento estúpido haciendo esto, he hecho esta carta unas 10 veces y aun así no me alivio...

Necesitaba hacer esto, necesitaba que te enteraras de lo que siento, ya que al parecer es imposible que estés en una habitación a solas conmigo y...no es un reproche porque entiendo perfectamente tus razones.

Me siento tan malditamente mal por lo que te hice, si tan solo pudiera regresar el tiempo y demostrarte a tiempo todo lo que siento por ti, mierda soy tan malditamente malo en esto.

Te quiero tanto que el sólo pensar en ti duele, el sólo pensar que...jamás voy a volver a sentir tus labios sobre los míos, el sólo imaginar que estarás en los brazos de alguien más, me hace rabiar de una forma en la que jamás imaginé.

Sé que fui un imbécil, un bastardo sin nombre que te trató de la peor manera que alguien podría imaginar, te hice pasar por cosas que no sé cómo deshacerlas.

Por eso he tomado una decisión...me iré por un tiempo y no sé si algún día tendré el valor suficiente para regresar y hablarte a la cara. Tal vez para cuando estés leyendo esto (si es que lo lees) yo ya estaré muy lejos y...es lo mejor. Me voy para que puedas reiniciar tu vida, no quiero que seas infeliz por mi culpa.

Te quiero más de lo que podría quererme a mí mismo, y nunca, jamás, por ningún motivo quiero que pienses que lo que siento por ti es mentira, te metiste por completo en mí y tal vez, con el tiempo te deje ir.

Te doy las gracias por todos los momentos que pasamos juntos, siempre te tendré en mi mente y en mi corazón...

Siempre tuyo Marcos.

David estaba en el cuarto del hospital mientras leía por segunda vez la carta que Marcos le había dejado, Sofía se la había llevado desde muy temprano y la duda de abrirla o no había estado rondando su cabeza durante largas horas.

Y ahora que lo había hecho, se arrepentía completamente.

–Jodido idiota...–susurró, apretando el pedazo de papel arrugado contra su pecho –Mira que hacerme eso e irte... –y las lágrimas cayeron. –Eres un estúpido Marcos...

Se sentía mal...realmente mal, porque, aunque quisiera negarlo quería a aquel rubio con locura, ¿Quién dice que se puede dejar de querer a alguien de la noche a la mañana?

Su farfulla mental fue interrumpida por chico alto, moreno, a quien no conocía.

–¿Cómo sigues? –le preguntó mientras se acercaba a la camilla, David sorprendido levantó la mirada, encontrándose con un chico castaño, con rasgos latinos y mirada sincera.

–¿Y tú eres...? – preguntó el castaño groseramente.

–Soy Scott McCall, soy el chico que te salvó del basurero en donde estabas inconsciente, por cierto ¿Cómo llegaste ahí? –sonrió mientras le tendía la mano.

–Hola Scott, gracias...creo, Soy David –dijo mientras tomaba la mano. –¿Cómo me encontraste?

–Bueno...primero te escuché gritar, bueno creo que todos te escuchamos gritar –David soltó la mano mientras bajaba la mirada sonrojado –Primero pensé que te estaban asaltando o algo así, pero cuando llegué sólo te encontré desmayado, cabe desatacar que casi entro en pánico cuando pensé que te habían matado, pero volví a respirar cuando tu pecho comenzó a subir y bajar.

–Bueno creo que...

–¡SCOTT MCCALL! –entró una enfermera interrumpiendo a David –¡TE DIJE QUE NO PODÍAS PASAR!

Me enamore de una bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora