Capítulo 6

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Desperté. La mañana estaba lluviosa y fría, perfecta para estar en la cama al lado de mi Steve. Lo mejor de todo es que lo podré hacer, ya que es fin de semana y no tendré que ir a trabajar. Besé el hombro de Steve para luego subir y besar sus suaves labios. Mi corazón latía fuertemente cada vez que tocaba o besaba a Steve. Luego lo abracé para despertarlo.

—Buenos días, mi amor.

—Dios, eso es... cursi. —Ríe, correspondiendo a mi abrazo.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, ¿por qué?

—No sé, me preocupa haberte lastimado anoche.

—No, estoy bien, Buck. Tranquilo.

—Bueno. ¿Tienes hambre?

—Sí, un poco, pero prefiero que te quedes aquí conmigo un rato, Buck... —Sonreí y tomé sus caderas para abrazarlo fuertemente.

—Está bien, no me moveré de aquí.

—¿Bucky?

—¿Sí?

—Te amo mucho.

—Yo te amo aún más, mi pequeño Stevie. —Me recosté encima de Steve. Él puso sus brazos alrededor de mi cuello y yo besé dulce y suavemente sus labios. Sus mejillas se sonrojaban cada vez más y eso me hacía querer comérmelo a besos, se veía completamente adorable— ¿Sabes? Eres muy especial para mí, y estoy perdidamente enamorado de la rubia babosa que tengo en frente. Te ves adorable con tus mejillas de ese color rojo.

—Basta, me he de ver ridículo.

—¿Ridículamente adorable? Por supuesto.

—Oh, Bucky, te odio.

—¿No que me amas? Ya mejor decídete. —Reí y él volvió a besarme.

—Cállate.

—Vamos a bañarnos. —Él tomó la manta y se cubrió completamente.

—Traidor, dijiste que te quedarías aquí conmigo.

—Sí, pero mejor nos bañamos, salimos y volvemos a la cama, ¿va? —Steve hizo berrinches como un niño.

—No, hace un frío de mierda.

—Oh, boca sucia. —Le quité de un tirón la manta a Steve, y él se hizo una bolita. Yo lo tomé y lo cargué como una señorita hasta el baño— Vamos, princesa.

—¡Bucky, que hace frío!

—Entre más tardes, más duraremos en ir a la cama.

—Ya, está bien. —Abrí la ducha y como ya estábamos desnudos, nos adentramos en la regadera. Cerramos la puerta y yo me quedé abrazado de Steve. Tomé sus caderas, besé su cabeza y empecé a cantar mientras Steve tomaba el jabón— ¿Sabes? Cantas precioso. —Él tomó mis mejillas y me besó. Movía sus labios suavemente, mientras yo solo quería devorarlos mientras el agua caía sobre nosotros. Mordí su labio superior y él se quejó— ¡Idiota! Eso duele.

—Pero así me amas.

—Sí, te amo justo así. —Tomé el jabón y lo pasé suavemente por la piel de Steve. Él solo tomó mi caderas y recostó su cabeza en mis hombros mientras yo terminaba de lavar su cuerpo y luego, él me lavó a mí. Cuando él lo hacía, yo solo lo miraba y él se sonrojaba cada vez más.

—Te ves tan lindo, Stevie.

—Basta de verme, James.

—Es imposible no mirarte, mi amor.

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