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Los pájaros cantaban y el sol brillaba con más intensidad para April. Aunque, al mismo tiempo, le atacaban unos nervios espantosos. Se despertó, y al abrir los ojos recordó a Parker. "Ojalá hubiera sido un sueño... Pensó." Pero su interior decía que no lo había sido.

Que irónico del amor, aparecer cuando menos lo necesitaba, cuando tenía un corazón roto que curar.

Transcurrió el día genial. Pero en algún momento u otro tenía que acechar...la tarde. Vería a Parker. La invadieron unos extraños nervios que no la dejaban en paz, revolteaban por su barriga y a ella le temblaba todo; ahora no podría hablar con él.

Sentados en un banco del pueblo, apareció el grupo de los chicos, y, ahí, en ese mismo instante, se paró el tiempo. Parker...era tan perfecto.

—¡Hola! —Dijo John, saludando a Paris, a lo que ella le respondió con la mano.

Agachó la cabeza; no podía hablarle, no le saldrían las palabras.

—Hola. —La saludó Parker.

—H, h, hola...—Balbuceó April.

¿Por qué estaba tan nerviosa? ¡Nunca le había ocurrido con él! Tragó saliva, y Parker se sentó a su lado. Ninguno de los dos decidió tomar la palabra y un silencio incómodo que a la joven le costaba asimilar, se creó.

—¡Ap! —Gritó Tyler. Estaba salvada.

—¿Sí?

—Ven, ¡mujer! ¡No te quedes ahí sentada!

April se levantó, aunque aún le temblaban las piernas, pues sabía que su novio la estaba observando desde detrás, y le incomodaba. Pero...así iban a ser todos los días. ¡Por qué aceptó! Ahora ella estaba nerviosa, muy nerviosa. No compartían palabra, y el chico se veía tan natural, tan arrogante como siempre.

Y ella ahí, parada, tratando de no cometer ni un solo error.

Decidió arrastrar a su grupo hacia otro lugar, no podía seguir así. La tensión entre Parker y April era notable en el aire. Llevó a sus amigos al parque lo más indirectamente posible, dejando atrás a su novio.

—¿Te pasa algo, April? —Preguntó Rowan, sacándola del trance.

—¿A mí?

—¿A quién va a ser? ¿A la pared? —Vaciló Row.

—Ah, sí, lo siento. No, tranquila, no pasa nada...—Hizo un esfuerzo por disimular lo mejor que pudo. —Nada de nada. —Sonrió con una de sus mejores sonrisas.

Siguieron charlando, y jugando, entre risas. Procuró no estar distante pese a que Parker le rondaba por la cabeza todo el tiempo.

—De aquí dos días, ¡las fiestas! —Anució Paris emocionada, mientras todos la escuchaban atentos.

April sabía que acechaban las fiestas del pueblo. Era un pueblo pequeño, sin embargo, cuando las fiestas reinaban en él, los jóvenes de los alrededores acudían a las noches de discomóvil y conciertos como ratones a por el queso.

Se emocionó con ellos.

—¡Sííí! —Gritaban todos al unisono.

Como Romeo y Julieta © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora