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Después de dos semanas echándolo de menos, volvió. Habían estado hablando por WhatsApp durante todo el tiempo. April cada día lo quería más, y, a esas alturas, aún no se explicaba cómo el destino pudo juntar a semejantes personas. Del odio al amor. Esa frase tan conocida en el mundo se hizo realidad delante de sus propios ojos. Lo quería tanto; ella nunca pensaba que sus ojos la hechizarían de una forma especial. Tampoco se imaginaba que podría gustarle alguna vez su carácter. Y mucho menos enamorarse de él. Enamorarse era una palabra delicada y descriptiva en la vida de April. Sin embargo, sólo la utilizaba cuando realmente notaba la conexión en una relación. Esa conexión que sólo tú y esa persona tenéis. Estar enamorada era genial para ella. Te hacía sentir bien contigo misma y feliz.

Aunque, éstos últimos días desde su llegada de las vacaciones, había estado más distante y cortante con ella, hecho que le incomodaba. No era capaz de mirarle a los ojos y penetrar en sus acaramelados iris, a la vez que April sentía una agonía dentro de ella presintiendo que su amor se terminaría tan pronto como su felicidad.

Todos los del pueblo se habían enterado ya de su relación. La noticia vagó por cada uno de sus amigos. Se sorprendieron; ellos mismos descifraron los estados de ambos. Lo de sus siglas. Nunca nadie, ni si quiera April, podría llegarse a imaginar que él y ella llegaran a tener algo más que una enemistad.

Aunque, en esos momentos parecía decaer la relación, y apenas llevan cuatro semanas. April empezaba a desconfiar. Y el simple hecho de savar teorías confusas le asustaba.

Como Romeo y Julieta © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora